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sábado,
18 de
junio de
2005 |
La mejor de
las palabras
Cuando llegan nuestros pequeños alumnos a la escuela, acompañados por sus padres, con frecuencia escuchamos que llaman: papá. Esta palabra suena como un magistral concierto. Señor padre, ¿qué siente usted cuando lo llama su hijo? Porque un padre participa de la paternidad de Dios y es responsable de la vida de sus hijos. Ama a tu hijo de todo corazón. Del corazón brotan las fuentes de la vida, dice la Sagrada Escritura en el libro de los proverbios. Cuanto más lo amas, más vida le vas a dar. Y afirma Teilhard de Chardin: "Una infancia feliz, he aquí la fuerza del hombre". Cuando un padre escucha a su hijo, le transmite confianza; cuando un padre dialoga con su hijo, le confiere su sabiduría, lo hace crecer; cuando un padre corrige a su hijo, está enderezando su camino; cuando un padre acompaña a su hijo, lo hace sentir fuerte y seguro; cuando un padre le dedica su tiempo, el hijo no busca sustitutos fuera del hogar; cuando un padre ora por su hijo, la gracia de Dios lo reviste de su poder. Padre, que "los caminos de Dios se abran ante ti" y seas para tu familia como la luz del sol.
Hermana Genoveva Najle,
Colegio San Miguel Arcángel
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