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miércoles,
15 de
junio de
2005 |
La cumbre de la Unión Europea tambalea ante los profundos desacuerdos financieros
Tony Blair rechazó una rebaja en los beneficios británicos.
El encuentro en Bruselas está muy lejos de un pacto
Bruselas/París/Berlín. - La inminente cumbre de la Unión Europea (UE) en Bruselas, convocada de emergencia ante la crisis del proceso de ratificación de la Constitución del Viejo Continente, podría terminar en un doble fiasco. El primer ministro británico, Tony Blair, se mostró ayer inflexible en su rechazo a cualquier rebaja del "cheque británico", lo cual resultaría un obstáculo insalvable para lograr un acuerdo en el encuentro, que se realizará mañana y pasado.
Tras entrevistarse en París con el presidente francés, Jacques Chirac, el premier británico admitió que existe un "masivo desacuerdo" respecto a la elaboración del presupuesto de la UE para el período 2007-2013. "Creo que será difícil superar estas diferencias", admitió Blair.
Ayer, antes de reunirse con Chirac, durante una entrevista con el presidente de la UE, Jean Claude Juncker, Blair rechazó nuevamente un congelamiento del "cheque británico", un reembolso que es una forma de compensar a Londres por las contribuciones hechas a la UE desde 1984, y que fue negociado en su momento por la primera ministra Margaret Thatcher.
Según funcionarios británicos, congelar el reembolso costaría a Gran Bretaña entre 30.000 y 36.000 millones de dólares durante 2007-2013. Sin embargo, todos los demás países miembros de la UE se declararon partidarios de una rebaja del polémico cheque y su posterior eliminación. Esta concesión financiera permite que Londres recupere este año 5.200 millones de euros (6.300 millones de dólares) de sus aportes a las arcas comunitarias, cantidad a la que, de seguir las cosas como están, también tendrán que aportar su parte en el futuro los nuevos miembros de la UE, más pobres que los antiguos.
Blair reiteró que sólo está dispuesto a discutir sobre el "cheque británico" en el marco de una revisión completa del presupuesto de la Unión, especialmente de las partidas destinadas a las elevadas subvenciones agrícolas, que benefician sobre todo a Francia. El presidente Chirac, a su vez, confirmó su firme rechazo a esta propuesta.
El cheque es el principal escollo para alcanzar un pacto sobre las perspectivas financieras de la UE. Juncker propuso ayer a Blair congelar la asignación en 4.700 millones en 2007, para luego ir reduciéndola año a año hasta que desaparezca. Pero Londres lo rechaza de plano: no sólo se niega a suprimir el beneficio, sino que tampoco acepta congelarlo.
"Egoísmo nacional"
Así quedaron más expuestas que nunca las grandes diferencias entre Tony Blair, que en julio asumirá la presidencia rotativa de la UE, y sus pares de Francia y Alemania, Chirac y el canciller Gerhard Schroeder respectivamente. En ese sentido, el premier británico señaló ayer que, "aunque el eje franco-alemán es fundamental, ya no está solo. Ya no es posible conducir Europa como antes", apuntó.
Por su parte, Schroeder le pidió a Blair que abandone "el egoísmo nacional". "Cualquier conjetura sobre un fracaso de la cumbre sería contraproducente", dijo luego de dialogar con el premier británico. "Alemania está dispuesta a colaborar, pero esperamos que todos nuestros socios abandonen su egoísmo nacional", recalcó.
El canciller alemán también se reunió ayer con el primer ministro portugués, José Sócrates, y juntos expresaron sus esperanzas de que los jefes de Estado de la UE alcancen esta semana un acuerdo sobre los presupuestos del bloque comunitario.
Blair se pronunció además por un "período de reflexión" de varios meses sobre el futuro de la Constitución europea, tras el rechazo a este documento en los referendos celebrados en Francia y Holanda. "Estoy más convencido que antes de que debe hacerse una pausa. Europa precisa una orientación en terrenos esenciales, como la globalización y la seguridad", afirmó.
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Cortocircuito. Blair y Chirac se reunieron pero no pudieron superar sus diferencias.
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