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miércoles,
08 de
junio de
2005 |
Procesan a una mujer por matar a sus dos nenas
"Si una de mis lindas, hermosas y adorables hijas se salvan de esta tragedia, ubíquenlas en un lugar agradable y con alguien que las cuide mucho", escribió en una carta María Elisa Bárzola, embarazada de tres meses, antes de disparar a la cabeza de sus nenas de 5 y 9 años el 6 de octubre del año pasado. Ahora el juez de Instrucción Jorge Eldo Juárez la procesó por doble homicidio alevoso agravado por el uso de arma de fuego.
Bárzola, de 28 años, está presa a la espera de un juicio penal, aunque el procesamiento fue apelado y ahora le toca intervenir a la Cámara Penal. Ese tribunal puede confirmar o revocar la resolución, que además procesó al esposo de Bárzola, Julio Alberto Velázquez, por tenencia de arma de fuego de uso civil sin autorización legal. Asimismo, el juez ordenó que se abran actuaciones por separado por el presunto abuso sexual que sufría la mayor de las nenas, Mariana; algo que había sospechado su maestra a partir de su extraño comportamiento en clase y de comentarios de la nena a sus compañeritas.
El drama estalló a las 21.45 de aquel día en un departamento de Cerrito 5566, en el segundo piso de la tira 11, donde Bárzola baleó a sus hijas en la cabeza con un revólver calibre 22 largo. Daniela Ivana Velázquez, de 5 años, falleció en forma inmediata. Mariana Anahí Ozán, de 9 años e hija de una relación anterior de Bárzola, falleció días después.
Tras los disparos, la mujer intentó suicidarse con cortes de cuchillo que no revestían gravedad. Al llegar a la policía al lugar, temblando y ensangrentada, entregó una nota en la que responsabilizaba a su marido de su decisión. Más adelante diría que no reclamaba cosas materiales sino un mejor trato afectivo.
De acuerdo con los exámenes psiquiátricos, hacía tiempo que planeaba eliminarse "y llevarse a sus hijas con ella, para evitarles sufrir". También quedó establecido que la mujer temía sufrir un abandono de su pareja y que mantenía una relación "posesiva y simbiótica" con sus hijas. La situación de crisis fue atribuida al deterioro de los vínculos familiares. También se planteó que la mujer tiene una personalidad depresiva con contenido místico.
Para la junta psiquiátrica del Neuropsiquiátrico Agudo Avila, que la trató, la mujer no tuvo capacidades de comprender lo que hacía. "Dado que en el pasaje al acto no hay un sujeto de la conciencia, no hay pensamiento reflexivo, no pudiendo gobernar sus acciones y sus conductas, Bárzola no tuvo otras oportunidades que este acto loco", sostuvo el equipo de profesionales. "Programó las acciones como una construcción loca, al modo del delirio altruista, no las premeditó. No tuvo capacidad de comprensión y gobierno".
A pesar de este dictamen que plantea la inimputabilidad de la mujer, Juárez la procesó ya que la decisión acerca de si una persona es o no punible queda a criterio del juez. Para ello tuvo en cuenta que los psiquiatras forenses Carlos Elías y Alberto Gagliardi llegaron a una conclusión distinta: que se trató de un caso de emoción violenta.
Para Juárez, "Bárzola aparentemente programó la eliminación de sus hijas, sobre seguro y con intención, según sus dichos y sus escritos, para luego eliminarse. En cambio se infirió cortes de poca importancia y llamó a la policía. Es obvio que no tuvo el valor de usar otros métodos" para suicidarse.
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