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 jueves, 02 de junio de 2005  
Denuncian nuevos casos de secuestros virtuales mediante llamadas telefónicas
En las últimas 24 horas, al menos tres rosarinos fueron extorsionados para que paguen rescates con tarjetas

Los secuestros virtuales han vuelto a hacer mella en la ciudad. En las últimas 24 horas se registraron al menos tres nuevos casos y en la División Seguridad Personal de la Unidad Regional II se investigan un par más registrados la semana pasada. Como ocurriera el año pasado, la mayoría de las llamadas que exigen el pago de un rescate en tarjetas telefónicas para liberar a un familiar presuntamente secuestrado, las hacen personas con tonada cordobesa en su voz. Por ello, los investigadores sospechan que las mismas se realizan desde la cárcel de la capital mediterránea, dónde en 2003 se realizaron operativos para desbaratar una banda de presos que utilizaban los teléfonos públicos de la unidad penal para obtener pulsos telefónicos que luego utilizan para sus llamadas personales.

A las 16.30 del martes, Celina atendió el teléfono en su casa de la zona sudoeste. Entonces, un hombre le dijo que se había producido un accidente entre tres autos y que había una persona de entre 50 y 60 años fallecida, además de dos menores y una mujer heridos. También le explicaron que entre los papeles de la víctima fatal había una libreta en la que figuraba su dirección y su teléfono y que querían corroborar si el muerto era familiar de ella, por lo que le pidieron el nombre. "Yo tengo muchos familiares con auto y en ese momento no podía pensar cuál de ellos podía ser", explicó Celina a este diario.

Pero la joven, "en medio de la angustia que depara una llamada como esa", se negó a dar los nombres que le pedían y falseó la identidad de un presunto familiar. Entonces, los hombres siguieron con su plan desde el otro lado de la línea y eso a Celina ya le empezó a "sonar a mentira".

"El tipo que hablaba me dijo que me pasaría la llamada con un sargento que me daría más explicaciones. Entonces empezaron a verduguearme, a insultarme y me dijeron que se trataba de un secuestro exprés. Que en algunos minutos pasaría por mi casa una Trafic de color blanco que me dejaría un handy policial mediante el cual ellos se volverían a comunicar conmigo", recordó Celina, que en pocos segundos recibió una clase telefónica de cómo usar ese handy.

Asimismo, a la mujer le dijeron que recibiría "tres nuevas llamadas" y que en una de ellas le anunciarían "cuánto pagar y dónde dejar las tarjetas telefónicas" exigidas para liberar a su presunto familiar. Pero en medio de todas las recomendaciones, y sin cortar el teléfono, Celina optó por manotear su celular y llamar al 101. "Les avisé lo que me estaba pasando y les puse el aparato en el auricular para que escucharan lo que decían desde el otro lado. Enseguida corté y la policía me recomendó hacer la denuncia en la comisaría".

Eso fue lo que hizo la mujer. Llamó un remís y "con el temor lógico de salir a la calle sin saber si de verdad existía la Trafic o si alguien me estaba mirando, fui hasta la seccional 18ª". Allí quedó radicada la denuncia de este secuestro frustrado.


Otros casos, el mismo ardid
Pero Celina no fue la única víctima de esta maniobra perpetrada generalmente desde el interior de las cárceles. Según un magistrado de los Tribunales locales, al menos un vecino de él y la esposa de un abogado rosarino sufrieron entre la tarde del martes y la mañana de ayer llamadas de idéntico tenor. "Estas personas viven en barrios diferentes y las dos me refirieron el tono cordobés en la voz del interlocutor". El juez les recomendó a sus allegados que hicieran la denuncia, aunque anoche no tenía constancia de que la hubieran presentado.

Sin embargo, el funcionario judicial ratificó en un todo la mecánica de las llamadas tal cual la contó Celina, incluyendo el anuncio del paso de una Trafic blanca que dejaría un handy para seguir manteniendo la conversación. Y manifestó que "esto es mucho más grave que el perjuicio económico que pueda causar la maniobra. El problema es la angustia que genera el hecho a la persona que recibe el llamado y la tensión que da el saber que alguien a quien no conocés tiene tu teléfono y tu domicilio".

Por su parte, el comisario Víctor Almada, titular de Seguridad Personal, de la Unidad Regional II, dijo ayer desconocer estos episodios pero remarcó que "la semana pasada hubo al menos dos casos iguales y en ambos las personas que hablaron lo hicieron con tono cordobés", por lo que presume que "como pasó en 2004, las llamadas podrían provenir del interior de una cárcel" de esa provincia.
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La mayoría de las llamadas se realizaron desde atrás de las rejas.

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