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jueves,
02 de
junio de
2005 |
Chirac prepara el adiós
tras el bofetón francés
Hanns-Jochen Kaffsack
París. - Parecía fatigado y no había rastro de ideas brillantes para salir de la crisis creada por el "no" a la Constitución europea. Dos días después del referendo en Francia, el presidente Jacques Chirac debía mostrar el camino hacia adelante, pero su breve discurso en televisión el martes sólo fortaleció la impresión de que el político de 72 años prepara su despedida. "El ocaso de los dioses de Chirac", opinaron algunos, mientras que otros hablan de "un presidente en muletas". Hay un clima de fin de mandato en París, como si ya hubiese comenzado la era pos-Chirac.
El presidente recibió críticas de casi todos los sectores. La prensa destacó que no parece que Chirac haya sacado ninguna consecuencia personal ni de contenido del resultado de la consulta popular, y que se limitó a tragarse resignado la fuerte bofetada de los franceses.
La Constitución europea fue rechazada también a modo de crítica al "gobierno sordo" de París. "Pero en el discurso del presidente no hubo una mención a un cambio de rumbo, fue todo palabrerío", se quejó el jefe de los socialistas, Franois Hollande. Y también la asociación de empresarios calificó de insuficientes los argumentos del mandatario.
Una señal de debilidad
El diario L'Indépendant du Midi describió al presidente como un hombre agotado que ya no cree en lo que él mismo dice. Con el nombramiento como nuevo equipo de gobierno de Dominique de Villepin y Nicolas Sarkozy, Chirac parece estar diciendo: "Y ahora a ver cómo se las arreglan", aseguró el periódico.
El hecho de que Chirac ponga su futuro hasta el final de su mandato en 2007 en manos nada menos que de Sarkozy -su rival dentro del partido y aspirante a presidente- es para muchos una clara señal de debilidad. Otros consideran sin embargo, como Libération, que pese a las derrotas electorales el presidente sigue siendo "el rey del cálculo maquiavélico" por su elección del triángulo entre él, su amigo Villepin y su enemigo Sarkozy.
Chirac podrá asistir ahora al duelo destructor entre Villepin y Sarkozy y presentarse de nuevo como el mejor candidato a las elecciones presidenciales. Sin embargo, esto parece hoy menos probable que nunca, aunque Chirac haya ignorado a lo largo de su carrera varias veces la ley de la gravedad política. (DPA)
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