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 miércoles, 01 de junio de 2005  
Ante el sismo provocado por el "no", el presidente removió a Raffarin
De Villepin es el nuevo premier francés
Chirac aseguró que el nuevo Ejecutivo, del que Sarkozy será parte, tendrá como objetivo bajar el desempleo

París. - El presidente Jacques Chirac designó ayer a Dominique de Villepin, quien en 2003 destacó como canciller por su oposición a la guerra de Irak, para encabezar un nuevo gobierno, en respuesta a la humillante derrota en la consulta sobre la Constitución europea del domingo pasado. Como se anticipaba, Chirac sacrificó al hasta ayer premier, Jean Pierre Raffarin, para tratar de dar nuevo impulso a su gobierno en el tramo que falta hasta 2007, cuando se harán elecciones presidenciales. Anoche Chirac habló por televisión y prometió que el nuevo gobierno tendrá como prioridad la lucha contra el desempleo, tarea que implicará "una movilización nacional". En un gesto inusual, el presidente aseguró que su enemigo interno, Nicolas Sarkozy, formará parte del nuevo gabinete. Sarkozy, ex ministro de Interior y de Economía y titular del partido oficialista, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), es el principal candidato a suceder a Chirac en la Presidencia francesa en 2007.

Sarkozy asumiría nuevamente el cargo de ministro de Interior en reemplazo de De Villepin. Sarkozy, quien saltó a la consideración pública al frente de la cartera de Interior, es el principal rival de Chirac de cara a las elecciones presidenciales de 2007. Aunque Chirac resignara definitivamente presentarse por tercera vez como candidato luego de la derrota del domingo, es claro que jamás elegiría a Sarkozy como su sucesor. En su intervención de anoche, Chirac aseguró que consultó a Sarkozy para que ocupe un cargo de ministro y que éste aceptó. Hoy será anunciado el nuevo gabinete en pleno.

El empleo, dijo Chirac, exigirá "una movilización nacional", dentro del "respeto de nuestro modelo francés, que no es de tipo anglosajón, pero tampoco es sinónimo de inmobilismo". Esta oposición de modelos fue el gran leit motiv de la campaña referendaria.

Tanto De Villepin como Sarkozy tienen ambiciones de suceder a Chirac en la Presidencia, por lo que parece cantado el conflicto en el seno del Ejecutivo.

Sin embargo, para la oposición la elección hecha por Chirac es un grave error. "Nombrar a De Villepin jefe del gobierno es una auténtica provocación para aquellos que han exigido un verdadero cambio de la política en Francia", criticó el político verde Yves Contassot.

La reestructuración del gobierno es la consecuencia política directa de la derrota del "sí" promovido por Chirac en el referéndum del domingo. Casi un 55% de los franceses se pronunció en contra del tratado constitucional, en gran medida a causa de la insatisfacción por la política económica y el crónico desempleo, de alrededor del 10%.


Escritor aficionado y orador
De Villepin, de 51 años, es conocido en el mundo como el ministro del Exteriores que representó la voz de Francia en su oposición extrema a la guerra de Irak en 2003. No hay dudas de que el presidente espera ahora que el experimentado y hábil orador ayude a disminuir la amplia indignación que existe contra el gobierno, la que contribuyó a que se votara "no" en el referéndum europeo.

De Villepin, en sus tiempos de ministro de Exterior, tuvo ocasión de dejar su huella en Argentina, cuando su oratoria y afición por la literatura, combinadas con su inequívoca posición "antinorteamericana", le permitieron establecer un inmediato feeling con el canciller Rafael Bielsa.

Pero De Villepin nunca ha ocupado un cargo de elección popular y será visto por los críticos de Chirac como una continuación del estilo arrogante y elitista del gobierno. En el sistema político francés es muy común que un ministro sea a la vez alcalde. "Es una catástrofe, una verdadera catástrofe", dijo Philippe Moreau Defarges, un investigador del Instituto Francés para las Relaciones Internacionales. "La gente se volcará a las calles para exteriorizar su descontento. Es un hombre que nunca fue elegido para ningún cargo, que no representa en nada al pueblo. Esto acabará mal. Esta crisis aún no ha terminado", afirmó.

Sin embargo, para Chirac, De Villepin es alguien conocido: fue su más íntimo asesor de 1995 a 2002. Villepin seguramente trabajará estrechamente con Chirac, al contrario que Sarkozy, cuya candidatura fue mencionada como posible reemplazante de Raffarin. Sarkozy no oculta sus ambiciones presidenciales y enfrenta abiertamente a Chirac.

El mandatario quizá confíe que la oficina del primer ministro dé a Villepin una tribuna para poder ser un día su sucesor, quizá en los comicios del 2007, minando las ambiciones de Sarkozy.

Villepin "ha sido un íntimo colaborador, al que presta especial atención el presidente", destacó Nicolas Fauger, analista político de la Universidad de Ciencias Políticas. "Este gobierno no se peleará con el presidente", auguró.

Chirac cree que "podrá transformar a Villepin en un candidato presidencial creíble, ya sea para las próximas elecciones o para las siguientes", explicó Fauger. Sin embargo reconoció que Villepin "no es popular. Es creíble pero no de la misma forma que Sarkozy", el político con mejor imagen en Francia.
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De Villepin despide al defenestrado Raffarin en las escalinatas de Matignon.

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