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jueves,
12 de
mayo de
2005 |
Opinión: "Un claro mensaje de la gente"
Sergio Faletto / Ovación
Volvió una noche y la esperaban. La recibieron con alegría. La alentaron con el sentimiento lógico que despierta todo aquello que identifica, con la pasión propia que generan esos colores. La camiseta argentina retornó a Rosario. El reencuentro de la capital del fútbol con la albiceleste se produjo luego de una década. Claro que en este caso regresó vistiendo a la hermana menor. Bien puede constituir el inicio de un romance federal, postergado por inexplicables decisiones unitarias. Que mantienen en el exilio bonaerense a la selección mayor.
El equipo nacional Sub 20 jugó en Rosario. Jugó en el país. La multitud que acompañó anoche a los chicos de Francisco Ferraro le envió un claro mensaje a quienes encarcelaron los partidos por las eliminatorias en el Monumental. Un mensaje sin doble lecturas. De única interpretación: la selección es de todos. En una cultura donde las excusas se han devorado a la autocrítica, es habitual comprobar cómo el ingenio descubre las más variadas respuestas para justificar hasta la más descabellada de las decisiones, justificaciones que corporizan una falta de respeto a la inteligencia de la sociedad.
El "no se puede" ha sido la respuesta sistemática que encontraron todos aquellos que, en los últimos años, tuvieron la iniciativa de que la selección nacional juegue en algún estadio del interior del país.
En lo que hace a Rosario, el año pasado el Congreso de la Lengua fue un acontecimiento internacional que ameritó un pedido por parte del actual intendente para que la selección juegue en la ciudad, pero la negativa no tardó en llegar.
Después fue el presidente de la Asociación Rosarina de Fútbol (ARF) quien, en el marco del centenario de la organización, habló con el titular de la AFA para que un partido por las eliminatorias se disputara en el Coloso o en el Gigante. Pero este intento tampoco prosperó.
Ahora hay un proyecto en el Congreso de la Nación para tratar de revertir esta insólita decisión.
No obstante, después de tanto insistir, Mario Giammaría, el titular de la ARF, encontró como respuesta la presencia del Sub 20 y en un partido de carácter amistoso.
Esto puede parecer una dádiva para la soberbia del poder. Pero no lo es. Un estadio invadido por miles de familias enfundadas en los colores nacionales es el claro ejemplo que la argentinidad no se decide detrás de un escritorio. La argentinidad se ejerce. Se vive. Se respira. Como lo hizo el público anoche en el Coloso. Esperando una vez más que su ejemplo sea imitado por aquellos que todavía dirigen de espaldas a la gente.
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