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jueves,
12 de
mayo de
2005 |
Carta abierta a
la doctora Cosidoy
Se dice que si la montaña no va a Mahoma, Mahoma debe ir a la montaña. Si, a tenor de las tristes e impotentes conclusiones a las que arriba la jueza respecto a la imposibilidad de manejar el tema de la droga -dado el fabuloso poder económico que ostenta-, se concluye que desde la represión y la ilegalidad se obtienen tan escasos resultados, le propongo que impulse desde su elevado cargo lo contrario a lo que se ha venido haciendo hasta ahora: la legalización de la droga. Esta medida terminará con el flagelo del delito que rodea a este tema; permitirá al Estado tener un control con especialistas médicos, psicólogos, trabajadores sociales, sobre los consumidores de estupefacientes, minimizando las complicaciones generadas por el abuso y la clandestinidad; colocará a las drogas en general al mismo nivel de riesgo que hoy tienen el alcohol y el cigarrillo y son legales; se podrá investigar sin prejuicios los usos terapéuticos de drogas que hoy son vilipendiadas como la marihuana, y se facilitará el derecho individual a autoagredirse si a uno le place.
José Rosenzvit
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