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sábado,
07 de
mayo de
2005 |
No a delitos
impunes
En respuesta a la carta titulada "Vivir en lenta agonía" publicada en La Capital el 16 de marzo del corriente: desgraciadamente la lista de los que sufrimos la pérdida de un ser querido por el mal accionar de algunos médicos que permitieron que ellos murieran es extensa. El caso de su esposo (médico), el de mi esposo Miguel, el de la abuela Nélida, de la niña Agustina publicado el 8 de marzo del presente año y el de tantos otros que sería imposible de nombrar. Insisto como lo hiciera en mi carta publicada el 27 de febrero, no debemos abandonar el camino en busca de justicia en salas de tribunales. No comparto la posibilidad de hacer justicia por mano propia pues nos convertiría a nosotros en seres tan aberrantes y despreciables como los culpables de la desdicha que hoy sufrimos. Sí estoy convencida de que la justicia divina existe y algún día todos ellos tendrán que dar cuenta de sus actos, pero yo quiero y apelo a que se sumen todos aquellos que están en una situación similar a que luchen para que se les aplique la justicia de los hombres. Aunque eso signifique un largo y difícil camino a recorrer, con demasiados sinsabores y escollos que vencer. Nos enfrentamos a grupos económicos y políticos poderosos y a instituciones encubridoras y protectoras de profesionales incapaces, omnipotentes, "asesinos de guante con licencia para matar". Pero esto no me va a detener en mi lucha que ya lleva cuatro años. Me sumo al ruego de la lectora que publicara su carta "Vivir en lenta agonía" para que cada uno de los que estamos pasando por lo mismo no permitamos que estos delitos queden impunes y algún día se haga justicia.
DNI 5.661.267
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