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 miércoles, 04 de mayo de 2005  
Crecieron los trastornos que afectan el contacto social
Situaciones de crisis o estrés pueden desencadenar desórdenes de la personalidad

María Laura Favarel / La Capital

Personas inestables que no pueden mantener una relación en el tiempo, impulsivas, agresivas consigo mismas y con los demás, antisociales y con tendencia a la adicción conforman un cuadro que en psiquiatría se denomina trastorno de la personalidad. El IX Congreso Mundial sobre Trastornos de la Personalidad, realizado recientemente en Mar del Plata, fue el ámbito elegido para la presentación de los últimos avances en el tratamiento de esta alteración que aparece en la adolescencia.

El presidente de la Sociedad Internacional de Estudio de los Trastornos de la Personalidad (Isspd, por las siglas en inglés) Cesare Maffei, profesor de psicología de la Universidad de San Rafael de Milán y el doctor Néstor Koldobsky, presidente de la Isspd para Latinoamérica y profesor de la Universidad de La Plata, dialogaron con La Capital sobre el aumento de estos desórdenes y sus implicancias en la vida social.

Una persona tiene un desorden de personalidad cuando no es capaz de conducirse constructivamente con los demás o no puede adaptarse a las demandas de cambio del medio. Se trata de un estado de pensamiento, de ánimo y de comportamiento, un problemático modo de enfrentar la vida, tanto para quien lo padece como para los que lo rodean.

"Cuando las diferencias en los rasgos de la personalidad se vuelven demasiado extremas invalidan a la persona en su funcionamiento, y a diferencia de las enfermedades psiquiátricas, que son eventuales, los trastornos de la personalidad son crónicos", aseguró por su parte Koldobsky.

La preocupación por los desórdenes de la personalidad se inició en la Segunda Guerra Mundial, que se manifestaban sobre todo en las revueltas callejeras por las conductas exhibidas. Evidentemente la gran contienda había dejado su huella devastadora.

En general se trata de personas desempleadas, que no pueden mantener una relación estable y suelen presentar problemas con la ley por esta misma situación (el 60% de la población carcelaria sufre algún desorden de este tipo).

Usualmente los psiquiatras utilizan tratamientos combinados de psicoterapia y farmacología, pero según Maffei, "no es fácil que los afectados se acerquen a un profesional porque niegan su problema y lo adjudican a los demás. Por la propia inestabilidad del carácter no pueden mantener un tratamiento prolongado y les cuesta confiar en el médico".

Quienes padecen estos desórdenes son los que más recurren a las emergencias sanitarias porque suelen descompensarse por consumo de drogas, intentan suicidarse o se autoagreden.


Grandes grupos
Los trastornos de personalidad se clasifican en tres grandes grupos: extraño o excéntrico; lábiles o dramáticos; ansiosos/inhibidos. Según la Universidad de Virginia (EEUU) se pueden diferenciar algunos rasgos en cada grupo. Así, dentro del primer grupo se encuentran los siguientes:

  • Paranoicos: personas frías, distantes e incapaces de generar vínculos interpersonales estrechos. A menudo demasiado desconfiadas de su entorno, suelen proyectar sus sentimientos de paranoia en forma de enojo hacia los demás.

  • Esquizoide: fríos, introvertidos y con gran temor por la intimidad y los vínculos cercanos. Permanecen tan absortas en sus propios pensamientos y fantasías que se autoexcluyen de los demás y de la realidad.

  • Esquizotípica: similar al trastorno de la personalidad esquizoide. También presentan desórdenes del pensamiento, la percepción y tienen habilidades ineficaces de comunicación.

    Dentro del segundo grupo de personalidad lábil o dramática se encuentran:

  • Personalidad limítrofe o borderline: inestables en la percepción de sí mismas y con dificultad para mantener relaciones continuas. Estados de ánimo inconstantes, jamás neutros. Su sentido de la realidad siempre se percibe en "blanco y negro". Buscan la atención de los demás para lo cual los manipulan, lo cual a menudo los deja sintiéndose vacíos, enojados y abandonados, sensación que puede llevarlos a un comportamiento desesperado e impulsivo. Persisten en la adolescencia. Muchos mejoran cuando tienen entre 40 y 50 años.

  • Personalidad antisocial: no tienen en cuenta los sentimientos, la autoridad y el respeto hacia los demás porque buscan el propio beneficio. Esto puede incluir acciones violentas o agresivas que afectan a otros individuos, sin remordimiento.

  • Personalidad narcisista: con sentimientos exagerados de autovaloración, grandiosidad y superioridad en relación con los demás. Demasiado sensibles a las críticas, juicios de valor y fracasos.

  • Personalidad histriónica: están demasiado preocupadas por su aspecto, constantemente buscan atención y se comportan dramáticamente en situaciones que no justifican ese tipo de reacción.

    Dentro del tercer grupo de trastornos de la personalidad ansiosa/inhibida se encuentran:

  • Personalidad dependiente: dependen excesivamente de los demás para su validación y la satisfacción de sus necesidades básicas. Les falta confianza en sí mismos y seguridad, y tienen dificultad para tomar decisiones.

  • Personalidad de evitación: hipersensibles ante el rechazo. Evitan las situaciones que pueden generarles conflicto. Esta reacción es impulsada por el temor y se sienten perturbadas por su propio aislamiento social, su retraimiento y su incapacidad de mantener vínculos interpersonales estrechos.

  • Obsesivo-compulsivo: inflexibles ante el cambio. Se molestan si la rutina se ve alterada debido a su obsesión por el orden. Son ansiosas y tienen dificultad para completar las tareas y tomar decisiones.


    Nueva etapa
    "En materia de prevención y tratamiento estamos concientizando a la población para que pueda detectar a tiempo los factores de riesgo y evitar los trastornos de la personalidad", amplió el presidente de la Isspd.

    Una de las pautas sobre la que trabajan actualmente los psiquiatras es que los padres y maestros sepan que los niños con problemas severos de conducta, déficit de atención, o que padecen sufrimientos abusivos "son más proclives a estos trastornos, más si crecen en familias disfuncionales o adictas", señaló Koldobsky, de la Universidad Nacional de La Plata. "Si conocemos los factores de riesgo tempranos podremos prevenir modificando las relaciones de las personas".

    "Los adolescentes tienen rasgos que podrían confundirse con trastornos de la personalidad. El desafío es identificar quién realmente tiene un desorden y esto es muy difícil", aclaró Maffei. "Si bien puede haber cierta disponibilidad genética, no es suficiente para desarrollar un desorden de la personalidad. Generalmente son las situaciones de crisis o estrés los que disparan la alteración", concluyó.


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    Hay tres grandes grupos de trastornos de la personalidad.

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