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miércoles,
04 de
mayo de
2005 |
Editorial
Rosario en pos de otra meta
A la reciente proyección nacional e internacional —tras el exitoso Congreso de la Lengua— de la ciudad como meca de la cultura debe agregársele el surgimiento de una rutilante posibilidad: la de convertirse en Capital Mundial del Libro. Con el aval de la Nación, y pese a la dura competencia, es posible alimentar justificadas esperanzas.
En los últimos tiempos la ciudad ha modificado su fisonomía para bien. Tras superar lo más aciago de la crisis, a los notorios beneficios que le otorgó el cambio de modelo económico le agregó su capacidad para generar iniciativas valiosas en un terreno que ha pasado a convertirse en una de sus principales marcas de fábrica: la cultura. La divisoria de aguas en que se erigió el Tercer Congreso Internacional de la Lengua Española abrió un panorama cargado de posibilidades, entre las cuales la más auspiciosa es la de ser nombrada Capital Mundial del Libro.
Hasta hace poco consistía sólo en un gran sueño, pero actualmente se trata de una chance concreta. La postulación se hizo pública anteayer, aunque la competencia para que ese objetivo se plasme es fuerte: nada menos que Bogotá (Colombia), Amsterdam (Holanda), Coimbra (Portugal), Dublín (Irlanda) y Viena (Austria). Con la única excepción de la ciudad portuguesa, son todas capitales nacionales y, en el caso de las urbes europeas, poseedoras de una notable tradición en materia cultural. Pero Rosario no se arredra y tiene buenas razones para creer en sí misma.
Resulta en extremo importante que la ciudad no se encuentre sola en la cruzada emprendida: la presencia del ministro de Educación nacional, Daniel Filmus, junto al intendente Miguel Lifschitz y la secretaria de Cultura municipal, Marina Naranjo, durante el acto en que se oficializó la candidatura marca con nitidez la solidaridad absoluta del gobierno argentino con la meta planteada. Y corresponde recordar las ventajas que obtendrá la elegida: una nutrida agenda de destacados eventos de carácter internacional la tendrán como privilegiada sede.
El momento crucial será a mediados de octubre próximo, durante el transcurso de la Asamblea Anual de la Organización de las Naciones Unidas, en la cual uno de los cinco oradores será el presidente Néstor KIrchner. Entonces y allí se efectuará la votación que lo decidirá todo, y sin dudas que la palabra del jefe del Estado argentino podría convertirse en factor decisivo.
La esperanza tiene sólidas razones y la ilusión, fundamento serio. Ojalá que ambas se concreten finalmente en realidad tangible.
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