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miércoles,
04 de
mayo de
2005 |
¿Hay una
salida?
En esta Argentina que vivimos, siempre priorizamos lo político, lo superfluo, lo banal a lo necesario e importante. Hoy vemos que van a destruir un lugar que lucha para que los chicos de la ciudad tengan un espacio para hacer el deporte que los apasiona. Estoy hablando de Juan XXIII, club de fútbol que tiene en su seno a cientos de chicos, que si no fueran contenidos en ese lugar, pueden engrosar la larga e infinita cantidad de pequeños y adolescentes que pululan en la ciudad sin destino fijo. Que es lo importante que deben hacer nuestros gobernantes, para mejorar la calidad de vida futura. La nuestra ya está jugada, nací en el año 44 y viví lo que antes era mejor cuando tendría que ser lo contrario. Teníamos clases todos los días y respetábamos a los profesores, en los hospitales nos atendían (no teníamos obras sociales) y en los clubes nos criábamos sanamente. Hoy todo eso es una quimera, que necesitamos: hospitales que atiendan todos los días y eficientemente, incluso el Pami, el cual es para avergonzarse y no por los médicos y enfermeros, ya que está colapsado. Educación, sin huelgas y con profesores y maestros bien pagos, que puedan enseñar y que los niños puedan ser mejores en esta sociedad de hoy. Deportes e integración. Que los clubes puedan ser abiertos (y me refiero a todos los clubes y de cualquier disciplina, hoy fundidos y sin socios y aquellos que aún subsisten) y con profesores calificados para que todos los niños puedan estar dentro de los mismos. No me queda mucho espacio, por eso apelo al sentido común de las autoridades, municipales, provinciales, nacionales, EPE y a quien más esté involucrado: no saquen de su lugar al club Juan XXIII. Llevar la estación transformadora a unos metros más de distancia no los va a afectar y si piensan construir edificios busquen otro lado. No maten a esta institución ni a ninguna otra. Ayuden a que crezcan y tendremos un país mejor.
José Dóccola, DNI 6.055.132
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