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miércoles,
27 de
abril de
2005 |
Y también lloran
"Aunque para la sociedad machista es difícil reconocerlo, la depresión también aqueja a los hombres. Por ejemplo, en Japón, no pueden admitir que el hombre tenga depresión, y recién hace dos años que aprobaron el primer antidepresivo", comentó el psiquiatra Eduardo Kalina en el marco de una conferencia de prensa sobre andropausia realizada en el XXI Congreso Argentino de Psiquiatría de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (Apsa), que tuvo lugar el pasado fin de semana en Mar del Plata.
"La finitud de la vida es una realidad que afecta a los hombres cuando se dan cuenta de que empiezan a envejecer y esto es duro en una cultura narcisista como la que vivimos", agregó Kalina.
Cuando el hombre atraviesa esta etapa de la vida puede caer en estados depresivos. "Estos pueden ser normales, pero por situaciones patológicas previas o debido a cuestiones ambientales, tienen tendencia a enmascararlo, y es allí donde se vuelve una depresión más severa", advirtió el psiquiatra.
"La depresión es una enfermedad crónica y recurrente, profundamente biológica con repercusiones psicológicas", definió Kalina. En el •95 ya quedó planteado que es una falla de la química cerebral y no del carácter. Incluso, el año pasado un médico australiano definió a la depresión como una enfermedad inmuno-endócrina que repercute en la química cerebral y provoca daños orgánicos. "Hoy es una enfermedad tratable, pero no curable. Sin embargo -continuó Kalina- está subdiagnosticada. En el 2000 la OMS detectó que las personas demoran entre uno y diez años hasta llegar a la consulta.
"Si un hombre presenta estos síntomas, además de tratar la depresión, hay que estudiar el estado hormonal, porque su trastorno puede estar determinado por una disminución de la testosterona".
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