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miércoles,
20 de
abril de
2005 |
El sucesor
Curas rosarinos entre el temor y la esperanza
La designación del cardenal Joseph Ratzinger como el Papa electo Benedicto XVI generó inmediatas repercusiones en la arquidiócesis rosarina y en referentes locales de otras religiones y credos. Su perfil ortodoxo al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cargo que ejerció desde 1981, sumó adhesiones entre los sacerdotes católicos, pero también severos cuestionamientos de muchos religiosos consultados por La Capital.
Elogios a un teólogo
El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Vicente Mirás, emitió un comunicado una vez conocida la noticia de la designación del nuevo pontífice: “Con profunda gratitud al Padre de los cielos, nos unimos al gozo de todo el pueblo de Dios por el nuevo Papa, recientemente elegido, S.S. Benedicto XVI, suplicando para él copiosas bendiciones y la asistencia de Jesucristo que ha prometido permanecer con su Iglesia hasta el fin de los tiempos. Con mucha fe y amor filial la Arquidiócesis de Rosario quiere testimoniarle su adhesión e implora las luces del Espíritu para su gobierno pastoral. Encomendamos a nuestro Papa Benedicto XVI a las amorosas manos de María, Madre de la Iglesia, Nuestra Señora del Rosario”, dice el texto completo.
En tal sentido también se pronunció el delegado episcopal para las comunicaciones sociales del Arzobispado de Rosario, Walter Moschetti, quien se mostró confiado en que el Sumo Pontífice sepa guiar a la Iglesia “en el mundo de hoy y merced a su trayectoria y su inteligencia”. En cuanto a la línea ideológica que podrá tomar la conducción del Vaticano, Moschetti aclaró que “la doctrina de la fe es igual en todos y es indiscutible, varían los modos de expresarla y se puede opinar sobre las leyes”. El sacerdote negó el perfil inquisidor del nuevo Papa, al explicar que debido a su responsabilidad al frente de la Doctrina de la Fe “muchas veces tuvo que salir al frente de desviaciones y propuestas de cambiar las verdades en la Iglesia y se lo catalogó de conservador en este sentido”. A la hora de las comparaciones con el carisma de Juan Pablo II, Moschetti consideró que el Papa fallecido fue una figura “superpopular”, pero aclaró que Benedicto XVI “podrá llegar a la gente a su manera, y verá que es necesario llegar al pueblo”. En cuanto al desafío que atraviesa la Iglesia de acercarse más a los pobres, el vocero de Mirás subrayó que “existe una opción preferencial que se encuentra en el espíritu de los católicos de ocuparse especialmente por los más carecientes y por los que sufren”.
El párroco de San José Obrero, Rogelio Barufaldi, lo conoció como teólogo del Papa Juan Pablo II, y calificó a Ratzinger de alguien “muy fundamentado y muy serio, quizás para algunos demasiado intelectual”. Luego aclaró: “Para mí no es un fundamentalista, y como dijo el propio Ratzinger, hay que tener claro lo que está en el clero y lo que dice Cristo. Una verdad que la Iglesia tiene que proclamar”. Barufaldi estimó que el pontificado de Benedicto XVI será “breve por su avanzada edad”, para considerar que los libros de teología escritos por el nuevo Papa, “resultan de una claridad impresionante”.
"Quedará pendiente la participación y apertura"
Desde la parroquia Santa Catalina de Capitán Bermúdez, el padre Salvador Yaco ya había advertido el perfil conservador de Ratzinger en la reciente misa por el Viernes Santo y consideró que dejará “pendientes” muchos temas hacia adentro de la Iglesia, que “necesita cambios fundamentales”. Para el sacerdote (formuló su opinión personal en relación al nuevo Papa) queda pendiente “la horizontalidad, la participación y el concepto democrático” dentro de la institución cristiana, al reclamar una conducción del Vaticano “puertas afuera, y en contacto con el mundo”. Más allá de este perfil doctrinario de Benedicto XVI, para Yaco “nunca faltarán hombres y mujeres que serán fieles al evangelio de Jesucristo”. En relación a temas como inclusión de las mujeres, Yaco calificó a la Iglesia como misógina y corporativa; crítica que volcó sobre la consideración de la sexualidad, el celibato sacerdotal, la ciencia y sobre todo la pobreza, debido a una Iglesia “muy centralizada en Roma que no sale a los países más desposeídos. Otra cuestión importante es la ecología donde hace falta una palabra bien comprometida de sus máximos referentes”. El cura alertó sobre un inminente peligro de implosión dentro de la Iglesia. “Si no se abre a lo que el siglo pide, va a implosionar y quedará como las monarquías que están perimidas y en el recuerdo”, advirtió Yaco.
"No tenemos mucha expectativa con esta designación"
Leónidas Yrure es párroco de San Jorge (Italia 1143) y pertenece a la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa del patriarcado de Antioquía. Asegura que el papado de Juan Pablo II se caracterizó por un marcado acercamiento al resto de los credos y creencias y en la promoción del diálogo interreligioso. Pero según los antecedentes de Ratzinger como titular de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el pronóstico no resulta tan alentador. “¿Profundizar el diálogo?”, se preguntó Yrure para agregar: “Si es así, será desde la óptica en que nosotros tenemos la verdad (por la Iglesia), para luego ver cómo el resto de las religiones se acerca a esa verdad, parece la única forma posible para el diálogo y el encuentro. No tenemos mucha expectativa porque esta ha sido su posición como cardenal”. Para el ortodoxo, Benedicto XVI no está en la línea de Juan XXIII, quien, si no se hubiera plantado, se seguiría oficiando la misa en latín y sin las reformas revolucionarias del Concilio Vaticano Segundo.
"Conservador y expulsivo"
Daniel Siñeriz es otro de los curas que apuntala su fe con la labor social dentro de la comunidad de Nuevo Alberdi Oeste, a cargo de la capilla San Joaquín y Santa Ana. La Capital le pidió una opinión personal en relación al nuevo Pontífice. “Fue una sorpresa, nunca pensé que alguien polémico iba a ser elegido. Es una continuidad de la línea planteada por Juan Pablo II”, indicó Siñeriz al advertir que este nuevo perfil de conducción se cerrará sobre su propio eje. “Se va hacia un planteo conservador, con una doctrina muy ortodoxa y menos abierta al diálogo”, reflexionó Siñeriz para vaticinar que “se agudizará” el proceso de cerrazón de la institución católica. “Es una presencia expulsiva que alejará a mucha gente. Había fieles que tenían la esperanza que la Iglesia iba a dar un giro importante a un diálogo más comprensivo”, opinó el cura. “No sé que pedirle a este Papa, pero yo me pido a mí mismo ir hasta el fondo con una coherencia con lo que representa la situación del pobre, cómo se interpreta el evangelio y con lo que delineó la teología de la liberación; iré hasta donde pueda”, prometió Siñeriz para subrayar que con la designación de Ratzinger al frente del Vaticano “se ha puesto una figura para la ruptura y no para la integración. Está mal elegido y es probable que haya censura”.
"Revive el espíritu inquisidor"
El obispo emérito de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina y copresidente del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, Federico Pagura, calificó como preocupante la designación de Ratzinger al frente de la Iglesia al asegurar que “su presencia ha significado revivir muy claramente el espíritu de la inquisición en el seno de la Iglesia Católica, que ahora tratan de presentar como una imagen de modernidad que en el fondo representa un retroceso. Fue el mayor opositor a la teología de la liberación, que ha sido el movimiento más creativo de los últimos años. Su enfrentamiento con el teólogo Leonardo Bof demostró su falta de comprensión en lo que significa el movimiento ecuménico mundial”, finalizó Pagura.
"Condenó la teología de la liberación"
El sacerdote de barrio Ludueña Edgardo Montaldo reconoció sentir que el resultado de la elección “no era el esperado” y calificó a Ratzinger como un “teólogo conservador que logró la condena de la teología de la liberación, entre otros ajustes doctrinales”. El cura reconoció de igual modo que “fue el elegido”; le dio la bienvenida y le auguró “éxito”.
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