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 domingo, 17 de abril de 2005  
Tierra elegida. Las viviendas del sector privado se construyen casi todas en esta zona y las del público en la periferia
La mayoría de los rosarinos sigue prefiriendo vivir en el área central
Transitabilidad, seguridad, oferta de servicios y espacios verdes a mano son sus fortalezas

Adrián Gerber / La Capital

A la hora de decidir dónde comprar una residencia a estrenar la gente sigue prefiriendo en Rosario el área central. De las 13.743 flamantes viviendas construidas desde el 2000 hasta hoy, el 54,7 por ciento (7.519) se ubicó en la zona comprendida entre las segundas avenidas (27 de Febrero y Francia) y el río. Y del resto, la porción más importante se la lleva los barrios sociales levantados por el Estado en los bordes de la ciudad, donde el beneficiario no tiene opción de elegir la ubicación, destacaron fuentes de la Secretaría de Hacienda Municipal . Así, se hizo trizas aquel pronóstico lanzado en la década pasada que aseguraba que la zona central se iba a despoblar y degradar.

"En Rosario la gente elige vivir en el centro porque es habitable, transitable y no tiene los niveles de inseguridad de otras ciudades. Además se consolida una tendencia cultural que ya tiene décadas que es vivir en departamento y salir de la vivienda individual. Esto es irreversible", afirma el presidente del Colegio de Arquitectos, Emilio Farruggia. Pero aclara que "la ciudad no se mueve en un solo sentido, sino que tiene un doble movimiento. Por un lado consolida el centro y por el otro migra a la periferia a buscar espacios verdes, aunque este último fenómeno no hace número para la dimensión de ciudad que es Rosario" (ver página 4).

"Siempre viví en el centro y jamás me iría a otro lugar de la ciudad, ni siquiera a una casa residencial de Fisherton, porque aquí tengo todos los servicios a mano y encima hay espacios verdes cerca. Aparte estoy a unas cuadras del trabajo, no me gusta perder tiempo viajando", señala Juan Pablo (38 años), como resumiendo el pensamiento de la gente que elige esta zona de la ciudad para residir.

Los números dan cuenta de que son mayoría entre los flamante propietarios. Incluso a las 7.519 nuevas viviendas que se habilitaron en los últimos cincos años en el centro (de ellas 7.219 son de propiedad horizontal) hay que sumarles los casi 200 edificios que en estos momentos están en construcción en la misma área. Es decir, calculando 20 departamentos por edificio, se irán agregando en los próximos dos años unos 4 mil inmuebles más. Y el mercado no se mueve por casualidad: si produce esta cantidad de viviendas en el distrito centro es porque tiene una alta expectativa con su inversión, es decir, descuenta que hay interesados en comprarlas.

Hoy por hoy el lugar más cotizado de la ciudad está ubicado alrededor de Oroño y Wheelwright, donde cuesta mil dólares el metro cuadrado de un departamento de buena calidad a estrenar. El boom inmobiliario por esa zona se expresa en edificios destinados a familias con departamentos de dos dormitorios y dependencias. Y en el cordón perimetral del centro (entre las primeras y segundas avenidas, y cerca de las facultades) predominan las construcciones de departamentos de un dormitorio destinadas especialmente a estudiantes del interior.

"En Rosario se dio una ampliación del centro comercial, que hace 20 años terminaba en Corrientes, y después, sin darnos cuenta, se fue extendiendo con el Paseo del Siglo y actualmente llega hasta casi Alvear. Hoy estar en un departamento en Córdoba y Alvear es vivir en el centro, pero tengo una escritura vieja que dice: «Domiciliado en los suburbios de la ciudad», haciendo referencia a Mendoza al 2300", comenta Alfredo Bühler, titular de Bühler Propiedades.

El decano de la Facultad de Arquitectura, Héctor Floriani, señala que estos números muestran "un dato interesante de la realidad urbana rosarina. En la ciudad hay una tradición muy grande de vivir en el centro. Y es por esta cultura que hemos sido capaces de formular políticas urbanísticas para revitalizarlo, como la apertura de la costa central del río. El rosarino sigue valorando positivamente vivir en el centro o cerca, cosa que no pasa en otras ciudades del mundo, donde está desprestigiado", afirma.

Es el caso del downtown de Miami, Los Angeles o Nueva York, y del centro de Buenos Aires y de muchas ciudades latinoamericanas, donde se concentran los servicios y al atardecer se va vaciando porque la gente ya no reside más en esa zona; sólo tiene una población marginal.

"Si así como está, la gente sigue prefiriendo el centro, si lográramos que el sector privado mejorara las fachadas, instalaciones y estéticamente sus locales, y retirara la cartelería, tendríamos un efecto muy importante y la zona tomaría aún más fuerza y dinamismo", reflexiona la secretaria de Planeamiento municipal, Mirta Levin.

La funcionaria resalta la política municipal de rehabilitación de edificios de valor patrimonial (hay unos dos mil relevados en el área central). "Mirá el efecto que se produjo en el entorno del teatro El Círculo, una zona que estaba abandonada, muerta. Con una intervención de mejorar la fachada del edificio y de los inmuebles de su entorno, y cambiar el piso de la calle, hoy es un lugar de convocatoria. La novias hacen cola para sacarse fotos. Pusimos en valor un lugar, y hay muchos sitios en el centro para actuar", proyecta Levin.

El titular del Colegio de Arquitectos añade que "el centro de Rosario es un lugar habitable, no hay edificios abandonados ni en mano de okupas, como en Buenos Aires. Pero además es una zona con una energía adicional: el río. No hay que caminar 20 cuadras para estar en la costa. Si vivís en San Lorenzo y Presidente Roca tenés a sólo cinco cuadras amplios espacios verdes y todo el río. Esto vale muchísimo como recreación, paseo, caminata. Esto tiene un enorme valor expansivo para el centro".

Farruggia destaca además que "a las tres o cuatro de la mañana hay muchísimas chicas y chicos caminando por las calles; esto todavía es seguro; hay problemas, pero el área central de la ciudad no está asolado como en otros lugares del mundo, la ciudad en ese aspecto sigue viva".

El decano de Arquitectura comenta que "en otras ciudades los centros se vaciaron de residentes y sólo contienen actividades terciarias y servicios empobreciendo la calidad de vida en su conjunto. Eso en Rosario no se dio, tenemos un centro vital".

Bühler pronostica no obstante que está expansión va a generar un efecto rebote. "Es muy probable que de acá a algunos años empiecen a crecer algunos barrios. Por ejemplo, un barrio que tomó en los últimos tiempos auge es Arroyito por la conexión que tiene con el Paseo Ribereño y los dos shoppings. Ahora se producen ventas en esa zona, pero no todas las que yo pensaba, en forma inmediata. Probablemente deba pasar un tiempo, hay efectos que son más lentos que otros", sostiene.

Precisamente, funcionarios municipales y urbanistas señalan que en los próximos diez años habrá una expansión inmobiliaria hacia la zona norte. Es que entre la Estación Rosario Norte, el shopping Alto Rosario y el río hay unas 100 hectáreas desocupadas que se convertirán en la intervención urbana más importante de las últimas décadas, pronostican. El área fue liberada de la actividad portuaria y ferroviaria (en rigor, aún funciona una cerealera y hay otra en conflicto), está a pocos minutos del centro y el proyecto del municipio contempla para el sector la construcción de viviendas y paseos. La inversión será privada y estará a cargo de los titulares de esos terrenos (Faca, Agroexport, Safac, Latuca y el Onabe), y seguramente generará un fenómeno inmobiliario aún difícil de dimensionar. Pero ésta es otra historia.


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La costa central es el centro del boom inmobiliario.

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