|
miércoles,
13 de
abril de
2005 |
Dos levantamientos que
marcaron la historia
La última asonada del personal policial de que se tenga cuenta ocurrió en agosto de 2000. La noche del día 19, unos 50 agentes del Comando Radioeléctrico se agruparon frente a la seccional 6ª para expresar su disconformidad con la detención de dos compañeros que horas antes habían participado de un enfrentamiento armado en el barrio Azcuénaga, que culminó con un presunto delincuente gravemente herido.
Los policías fueron apresados por orden de la ex jueza de Instrucción Susana Pigliacampo, quien exigió tener la declaración de testigos del hecho antes de resolver la situación procesal de los uniformados.
La manifestación, entonces, no sólo tuvo efectos políticos: durante las dos horas que se prolongó, la seguridad urbana de la ciudad quedó resentida porque buena parte de la tropa de calle se apartó de sus tareas para solidarizarse con los dos policías detenidos.
Como consecuencia del episodio, las autoridades provinciales no realizaron sumarios administrativos a los agentes rebelados, pero dispusieron el desplazamiento del jefe de la Agrupación Cuerpos, de quien depende el Comando, comisario Pedro Obligado; y del subjefe del Comando Radioeléctrico, Oscar Rendo, a cargo ese día de la fuerza callejera. A ambos se les imputó la falta de cumplimiento de su rol jerárquico. Otra cabeza que rodó por la inusual protesta fue la del subjefe de la Unidad Regional II, comisario inspector Roberto Luján Medina, quien el día de los hechos reemplazaba al titular de la fuerza rosarina, comisario mayor Francisco Previtera.
En tanto, el autoacuartelamiento policial más extenso que se recuerde en la provincia en los últimos años se extendió entre el 4 y el 14 de agosto de 1986. Entonces, unos 200 efectivos de la Unidad Regional I dejaron de prestar servicios en reclamo de una sustancial mejora en sus salarios. Con el paso de los días y la negativa del gobierno de José María Vernet a negociar con quienes llevaban adelante la medida de fuerza, efectivos de las 19 unidades regionales de la provincia se fueron sumando a la protesta.
Así, en Rosario llegó a haber unos 500 policías en el patio de la vieja Jefatura de calle Santa Fe al 1900 mientras las 29 seccionales y 16 subcomisarías no atendían ni las denuncias de los vecinos. Entonces, como ayer, el gobierno provincial reclamó a su par de la Nación el envío de hombres de la Gendarmería para patrullar las calles y brindar seguridad en las diferentes ciudades. Esa decisión y la inflexibilidad gubernamental hicieron que con el paso de los días los efectivos fueran retomando paulatinamente sus funciones.
enviar nota por e-mail
|
|
|