| domingo, 03 de abril de 2005 | Lección para el futuro Juan Pablo II concluyó precisando que “la actitud penitencial de la Iglesia en nuestro tiempo, en el umbral del tercer milenio, no quiere convertirse, por tanto, en una especie de relativismo historiográfico de conveniencia, que por otra parte acabaría siendo sospechoso e inútil”. Al analizar el pasado, y reconocer las culpas, la Iglesia busca sacar “una lección para un futuro en el que pueda dar un testimonio más puro”.
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