| domingo, 03 de abril de 2005 | | | Charlas en elCafé del Bajo [email protected]
-Cualquier médico puede decir que cuando se padece Mal de Parkinson avanzado, el enfermo siente en todo momento, pero especialmente al incorporarse y al caminar, un gran peso sobre todo su cuerpo que genera dolor. Este hombre, Juan Pablo II, soportó este peso provocado por esa verdadera cruz invisible, pero sentida, y dio a la humanidad un ejemplo.
-Ejemplo de lucha ante la adversidad, no claudicó jamás y se hizo de más fuerzas para seguir adelante y cumplir con el propósito que Dios le había encomendado. En este sentido, el Papa ha sido luz para este hombre posmoderno que vive atribulado.
-Queremos recordar con Inocencio algunas frases de Juan Pablo II. Dice sobre el sufrimiento que "las palabras de la oración de Cristo en Getsemaní prueban la verdad del sufrimiento". Y sobre el mismo tema añade: "Pido para vosotros la gracia de la luz y de la fuerza espiritual en el sufrimiento, para que no perdáis el valor, sino que descubráis individualmente el sentido del sufrimiento y podáis, con la oración y el sacrificio, aliviar a los demás".
-Respecto de los cristianos y las constantes persecuciones dijo: "Estad dispuestos para encontrar a veces oposición, desprecio, mofa. Los verdaderos discípulos no van a ser menos que el Maestro. Sus cruces son como la pasión y la cruz de Cristo: fuente misteriosa de fecundidad. Esta paradoja del sufrimiento ofrecido y fecundo se viene verificando desde hace veinte siglos en la historia de la Iglesia".
-A los cristianos les dice también algo en el que no todos reparan. "Y puesto que sois cristianos, sed los primeros en vivir el sentido de las bienaventuranzas, haciéndos en vuestra vida promotores decididos de misericordia, de justicia, de moralidad, de obras en favor de la paz".
-Cuando se refiere al ser humano en toda su dimensión, el Papa se muestra en toda su grandeza: "Me afecta cualquier amenaza contra el hombre, contra la familia y la nación. Amenazas que tienen siempre su origen en nuestra debilidad humana, en la forma superficial de considerar la vida".
-Ciertamente estas palabras deberían ser tenidas presentes por el hombre en cada momento de su existencia. No se puede permanecer indiferente ante tanto dolor que afecta a esta criatura humana de nuestro tiempo. Hambre, guerras, atentados terroristas, violencia perpetrada por la delincuencia común, catástrofes naturales que devastan pueblos enteros, epidemias, enfermedades que socavan el cuerpo y el alma de la persona, drogadicción, impunidad, injusticia, pobreza, falta de amor, de comprensión, de tolerancia y desamparo de todo tipo que sufren pobres y ricos. Sí, amigo lector, porque el tremendo hecho que caracteriza a la sociedad de nuestros días es que la aflicción no separa a sus víctimas considerando su raza, su religión o su condición social. Nadie se salva.
-Entonces ¿cómo no decir como este hombre y como tantos hombres: ¡Me afecta cualquier amenaza contra el hombre!?
-Como decíamos ayer es hora de que todos los religiosos se comprometan con un mensaje contundente en contra de aquellos que provocan la aflicción en el ser humano. Porque si bien es cierto que la pena jamás será erradicada absolutamente por ser natural a la esencia humana; si bien es cierto que la angustia, como lo hemos dicho alguna vez, tiene una razón de ser, no es menos cierto que el hombre de nuestros días carga con una doble cruz no impuesta por Dios, sino por el mismo hombre. Es una doble carga injusta y humillante que como bien dice Juan Pablo II tiene su origen en la debilidad humana. Hoy, como bien dice el Papa, a la vida se la considera superficialmente ¡Qué lamentable desgracia!
-De acuerdo con las predicciones de San Malaquías el pontificado de Juan Pablo II tuvo como característica o lema "De labores sol is" (De los trabajos del sol). Karol Wojtyla nació el 18 de Mayo de 1920, dicen que durante un eclipse de Sol. De todos modos es innegable que la profecía se cumplió de una u otra forma porque este hombre trabajó para Dios de sol a sol proclamando la paz y el amor. En un increíble discurso que en una parte gira en torno de la maravillosa parábola del hijo pródigo le dice a los jóvenes en el año 1.999: "Para saber si amamos verdaderamente a Dios, debemos comprobar si amamos en serio a nuestro prójimo". Con estas palabras nos despedimos en este domingo de tristeza para la humanidad.
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