| sábado, 02 de abril de 2005 | Sin consuelo. Las objeciones a su conservadurismo no minaron su popularidad Un Papa polémico, avalado y criticado Sostuvo con rigor teológico las posiciones clásicas de la Iglesia sobre divorcio, aborto, homosexualidad y clonación El Papa Juan Pablo II, uno de los protagonistas principales del último cuarto del siglo XX, reafirmó para la Iglesia un camino signado por el rigor teológico, la preservación del control de Roma y contribuyó en forma decisiva a la caída del comunismo.
Juan Pablo fue inflexible en mantener las posturas clásicas de la Iglesia sobre temas tan urticantes como el divorcio, el aborto, la contraconcepción, la unión entre homosexuales, la clonación y el papel de la mujer dentro de la estructura eclesial.
Su intransigencia fue crucial para asestar el golpe final al comunismo y no dudó en aliarse con Estados Unidos para lograr ese objetivo.
Pese al conservadurismo que muchos vieron en su gestión, su persona estuvo rodeada por un aura de popularidad y en sus viajes siempre estuvo acompañado de multitudes que lo veneraron.
En el mundo de los intelectuales, en cambio, sus posturas fueron duramente criticadas por conservadoras y por servir de escudo protector a los sectores más ultramontanos de la Iglesia.
"No es el Papa más grande del siglo XX, es el más contradictorio", afirmó el teólogo católico suizo Hans Kung, citado por el diario italiano Corriere della Sera.
Kung definió a la política exterior vaticana "fundada en la reforma" y la política interior de la Santa Sede de "antirreformista y bajo la dominación absoluta de Roma".
Por estas razones, el teólogo suizo consideró que el Papa "fracasó" a lo largo de sus 26 años de papado, y a causa de los errores y contradicciones de su pontificado dejará a su muerte una iglesia abocada a una "profunda crisis de la fe",
Desde 1978, el camino de la Iglesia Católica estuvo tapizado de intenciones respecto a la preservación del dogma, aunque no descuidó su actualización.
Se sucedieron desde entonces la reafirmación de la prohibición teológica de oficiar misa a las mujeres, tanto como variados pedidos de "perdón" por la excomunión del astrónomo Galileo Galilei o una autocrítica por el holocausto judío.
Otros analistas opinan que Juan Pablo II no dejó polémica sin dar y que fue muy activo en presentar posiciones políticas enmarcadas en la Fe.
Así ocurrió en 1984, cuando la Congregación para la Doctrina de la Fe criticó las "desviaciones marxistas" de algunos teólogos de la liberación. Pese a ello, el cuerpo publicó en 1986 un documento en el que declaró aceptar "la lucha armada como último recurso para terminar con las tiranías prolongadas".
La congregación, no obstante, condenó al mismo tiempo el "recurso sistemático de la violencia como vía necesaria para la liberación, prefiriendo el camino de las reformas, el diálogo y la resistencia pasiva".
Cuando en 1986, los anglicanos británicos ordenaron a unas 750 mujeres como sacerdotes, el Vaticano reiteró su prohibición a que el sexo femenino oficiara misa por razones teológicas y describió el hecho como "nueva dificultad de reconciliación entre católicos y anglicanos".
El papado de Karol Wojtyla fue rozado por escándalos financieros cuando a principios de los 80 ocurrió la quiebra fraudulenta del banco Ambrosiano, que manejó las finanzas del Vaticano y cuyo presidente, Roberto Calvi, apareció colgando de una soga de un puente londinense en 1982.
En 1987 se emitieron órdenes de arresto para el presidente y dos funcionarios laicos del Banco del Vaticano, luego de que fiscales italianos los acusaran de haber sido "elementos accesorios de la quiebra fraudulenta del Banco Ambrosiano".
No fue el único caso. En 1993, el ex presidente de una empresa privada reconoció que su grupo había distribuido grandes sumas de dinero a los partidos políticos italianos a través del Instituto para Obras Religiosas (IOR), fundado en 1942 por Pío XII.
Los bienes de la Santa Sede, propietaria de 7.000 inmuebles, son administrados por la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (Apsa), que también participó en privatizaciones encaradas por el gobierno italiano.
En 1999, Juan Pablo II repudió el aborto, la eutanasia y "otras formas de discriminación", como las calificó, y llamó a la "movilización de todas las fuerzas cristianas" contra el "suicidio asistido" y la "cultura de la muerte".
"No al aborto y a la eutanasia, basta con el innecesario recurso a la pena de muerte, no al racismo y no a la vejación de los niños, las mujeres y los indígenas. Hay que acabar con las armas y las drogas y con la destrucción del patrimonio ambiental", postuló durante una homilía difundida a todo el mundo. Después, el Papa calificó de "absurda" la aspiración al matrimonio entre homosexuales.
El decisivo apoyo a Solidaridad Pero si hubo una marca registrada del Papa polaco, esta fue su agresividad y audacia política manifestada desde el mismo inicio de su gestión, cuando hizo un llamamiento a favor de la libertad en Polonia y manifestó su apoyo al sindicato Solidaridad, opositor al gobierno del Partido Obrero Unificado alineado con el bloque soviético.
Como otra muestra, basta la visita que Juan Pablo II realizó en 1998 a Cuba invitado por el presidente cubano, Fidel Castro, en la que se pronunció contra el bloqueo estadounidense a la isla caribeña, cuyos habitantes le brindaron una de las recepciones oficiales más masivas en la larga historia de su pontificado. (Télam) enviar nota por e-mail | | |