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 domingo, 27 de marzo de 2005  
El talón de Aquiles

"Las víctimas de una cruel espera" tituló el historiador Miguel De Marco (h) una nota publicada por La Capital en 1996 en la que analiza la creación de la cárcel de Riccheri y Zeballos, cuya construcción se planeaba para paliar el hacinamiento que padecían los presos en la vieja cárcel del crimen, ubicada en 1º de Mayo entre San Juan y San Luis. Estos son fragmentos de esa nota.

En 1888, el gobernador José Galvez "concesionó la construcción de una nueva cárcel para Rosario" con 500 mil pesos que designó la Legislatura provincial.

"En 1891 la situación en la Cárcel del Crimen era intolerable. Los presos pasaban hambre, carecían de las menores condiciones higiénicas, no tenían días de visita y eran sometidos a crueles castigos corporales".

"Tanto los presos que cumplían condenas como los guardias acuartelados en previsión de un estallido armado, vivían hacinados y confinados tras los muros de la pequeña prisión".

La situación empeoró en enero de 1895 con "una de las más grandes pestes coléricas que sufrieron la Nación y la provincia. En la vieja Cárcel del Crimen, con capacidad para 100 detenidos ya había 300 presos, a los que se sumaban los 400 soldados que los cuidaban, con sus mujeres e hijos". Recién a fines de 1895 los presos de la vieja cárcel fueron trasladados a la Cárcel Penitenciaria, entonces ubicada lejos del casco urbano de la ciudad, hoy Riccheri y Zeballos.
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