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 domingo, 27 de marzo de 2005  
Paciencia y mucho amor

A lo largo de los años, casi en cada generación, se publican cientos de manuales con fórmulas mágicas sobre el modo de educar a los hijos, dar estabilidad a la familia y sobrellevar los pequeños o grandes problemas que surgen de la tarea de ser padres.

Se trata de manuales de muy variadas formas, a veces sencillos y asequibles, otros difíciles o complicados, pretenciosos para nuestro entendimiento, pero dispuestos a ofrecer el método ideal para hacer de los hijos seres perfectos, y al padre o a la madre transformar su tarea de educadores en una ilusión desprovista de esfuerzos y cansancios.

Cuando los padres deciden poner en práctica los infalibles consejos observan que sus hijos no responden al tratamiento (incluso alguno métodos resultan contraproducentes) empiezan a sospechar que los remedios no son tan infalibles.

Como padres se sabe que la tarea de educar a los hijos es algo demasiado complejo como para reducirlo a unas cuantas reglas intercambiables según las circunstancias.

Sin embargo, no hay que desesperar, no hay trabajo más apasionante, desafiante y gratificante que la educación de los hijos. Lo que sí realmente hace falta es mucho amor, paciencia y coraje para enfrentar el desafío.

Reglas válidas

En este punto existen reglas válidas para perder el temor a las acciones y reacciones donde los manuales son de gran utilidad para conocer los ciclos de vida, los procesos normales que requiere el crecimiento y muchos otros aspectos que dan serenidad a la hora de educar sabiendo que no siempre nuestra familia será la estampa que muestran los anuncios sino que será la que se compone cada día de aciertos y errores que cuando han sido concebidos desde el amor pasan a ser experiencias.

Cuando se aplican esos conocimientos a un hijo en particular y se busca hacer lo que realmente necesita para su crecimiento (no lo que está pidiendo para satisfacer un capricho) cuando no actuamos de una determinada manera sólo para que nos deje tranquilo es cuando se pueden empezar a construir las propias reglas de oro para un hijo determinado.

Es importante aprender a ser padres conjugando conocimientos teóricos que se pueden aprender leyendo o acudiendo a cursos, y sobre todo con las vivencias personales que se experimentan día a día.

M. S.
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