El caso ya no puede ser llevado a juicio

Premeditadamente o no, la confesión de Angel Ortolani llegó demasiado tarde. Después de atropellar a Manuela y causarle la muerte, el hombre debió haber sido juzgado por homicidio culposo, una figura que contempla una pena de prisión de 6 meses a 5 años, aunque excarcelable. Pero el hombre reconoció su delito 11 años después de que este sucediera, por lo cual la causa ya prescribió y no existe posibilidad de juzgarla. Así lo explicó el especialista en derecho penal José Luis Abichain Suain cuando La Capital lo consultó sobre el caso. "Las causas penales prescriben una vez que pasó el tiempo máximo de la condena", señaló el abogado. Por lo tanto, el accidente de tránsito que le valió la vida a la mujer de 83 años no podría volver a juicio, aunque el hombre se confiese ahora protagonista del episodio ocurrido ese 1º de mayo de 1994.

El homicidio culposo es la figura penal empleada cuando quien causa la muerte de otra persona no actúa con intención o dolo, sino por imprudencia o negligencia, "lo que generalmente sucede en la mayoría de los accidentes automovilísticos y lo que a priori parecería que sucedió en este caso", consideró Abichain Suain. Este delito tiene una pena máxima de 5 años, y según establece el mismo Código Penal, "se extingue la posibilidad de una persona o del Estado de iniciar un acción penal porque el caso ya está prescripto y no se puede perseguir al culpable", dijo el abogado.