| domingo, 20 de marzo de 2005 | Tras el derrumbe. Una historia que comenzó hace un siglo con los muelles El puerto, emblema de la Rosario moderna de principios del 1900 Se habilitó en 1905 sobre la costa central de la ciudadpero en los 60 se inició su traslado hacia la zona sur Eugenia Langone / La Capital Cuando el domingo pasado se vino abajo una parte del parque España, la ciudad volvió la vista hacia una zona casi desconocida para muchos, la de los viejos muelles del puerto. Una estructura cuya historia está vinculada al desarrollo de la ciudad. ¿Quién los hizo? ¿Cuándo se construyeron? ¿Qué políticas llevaron a su abandono? Bucear la historia de los muelles es remontarse a la ciudad de hace más de un siglo.
Rosario es definida como "una ciudad portuaria", pero para lograrlo tuvo que enfrentarse durante el siglo XIX al monopolio que favorecía a Buenos Aires. Lo cierto es que así, a lo largo de su historia, el puerto se convirtió en el "emblema" de la Rosario moderna de principio de siglo XX. Es que después de los primeros muelles de mediados del 1800, la mayor parte de la infraestructura del puerto local se levantó a principios del 1900 en la costa central de la ciudad. Muchos de aquellos antiguos muelles de madera y piedra todavía están en pie, aunque la actividad portuaria en sí se trasladó desde mediados de la década del 60 hacia la costa sur y el área central quedó liberada para el acceso de toda la población.
Todavía en tiempos de la Revolución de Mayo, el Paraná sólo veía circular por sus aguas buques de guerra y fue recién durante la época de Juan Manuel de Rosas, entre 1830 y 1840, que Rosario comenzó a convertir su costa en un puerto exportador y a competir con el puerto de Buenos Aires.
Pero fue Justo José de Urquiza quien como presidente de la Confederación Argentina hizo del puerto local una de las bases de su política económica y así Rosario se libró del régimen monopólico que estaba impuesto a favor de Buenos Aires. Así, en 1852 a través de dos decretos el caudillo entrerriano dispuso la libre navegación de los ríos Paraná y Uruguay para los buques mercantes de cualquier bandera, libertades que un año más tarde quedaron consagradas definitivamente en la Constitución Nacional.
Una de las primeras construcciones en el puerto local fueron en 1857 con los muelles de Augusto Hopkins, agente y fundador de una compañía de vapores de Estados Unidos que pasaban por los puertos argentinos camino al Paraguay.
Esos mismos muelles, ubicados en la llamada "zona del bajo Paraná", pasaron años más tarde a manos de Ignacio Comas, quien no sólo construyó nuevos muelles, sino que además levantó edificios e instalaciones en terrenos aledaños.
El tráfico se incrementaba y ya en 1870 se estableció el primer servicio regular directo que unía Génova y Nápoles con Rosario para el transporte tanto de pasajeros como de mercancía. Por ese tiempo, hubo varios proyectos de ampliación de la infraestructura portuaria, pero ninguno se concretó.
Finalmente, tras varias licitaciones truncas y contratos rescindidos, en 1898 se creó la Asociación Popular de Canalización de los Ríos y Puertos de Rosario, que impulsó un concurso para la construcción y explotación de un "puerto moderno". Así, el entonces presidente Julio Roca llamó a una licitación y en 1902 el gobierno firmó un contrato con la empresa "Hersent et Fils Schneider et Cia" para que le diera infraestructura al puerto local y lo explotara por los próximos 40 años.
Esta compañía francesa construyó la mayoría de las obras portuarias en la zona central de la ciudad, ya que levantó 3.500 metros de muelles, además de calzadas adoquinadas, vías ferroviarias para el ingreso de los productos, depósitos elevadores y edificios administrativos que fueron habilitados en 1905.
El movimiento se incrementaba y mientras en 1905 circularon por Rosario 2,9 millones de toneladas de productos, en 1927 la cifra era de 6,8 millones. Esto colocó al puerto como uno de los primeros exportadores de cereales del mundo, pero tras volver a manos del Estado en 1942, sumados los efectos de la Segunda Guerra Mundial, la actividad se vio resentida.
Este primer puerto ocupó casi toda la costa central de la ciudad, desde Sarmiento hasta 27 de febrero. Allí se construyeron tanto muelles de madera como de piedra, algunos de los cuales sobreviven todavía hoy.
Después, en la década del 50 y en los 70, el Estado Nacional concretó nuevas construcciones: los llamados "muelles nuevos", que se hicieron de 27 de Febrero hacia el sur de la costa de la ciudad.
La primer zona de la costa que quedó inhabilitada para actividades portuarias fue el sector del Parque Nacional a la Bandera en la década del 40. Así, desde la Estación Fluvial hasta 25 de Diciembre (hoy Juan Manuel de Rosas), los terrenos pasaron a la Nación y después fueron transferidos a la Municipalidad.
Además, la ciudad continuaba creciendo y el puerto había quedado enclavado en medio de la trama urbana. Allí comenzó a ponerse en marcha la nueva política de abrir la ciudad hacia el río y correr definitivamente la actividad portuaria hacia otros sectores.
A mediados de los 60, la Comisión Coordinadora Ferrourbanística y Portuaria elaboró un plan de articulación del puerto con el entramado urbano de la ciudad y en un plan regulador delimitó la jurisdicción portuaria en la costa sur, entre Pellegrini y el arroyo Saladillo.
Fue así que para fines de los años 60 la vieja y esplendorosa infraestructura del Puerto de Rosario de principios de siglo comenzó a ser desmantelada y trasladados hacia el sur. Los galpones 51, 52 y 53 que ocupaban la zona del Parque de España desaparecieron, y se retiraron las vías y los durmientes del ferrocarril.
Ya en ese entonces las autoridades decidieron dejar los muelles para los pescadores y comenzaron a hablar de la apertura de calle Sarmiento para que el público pudiera acceder a estos espacios.
También a la altura de Entre Ríos se desmanteló por esa época la Unidad VIII, donde desaparecieron los antiguos talleres y depósitos.
Al mismo tiempo, algunos de los terrenos del viejo puerto comenzaron a tener otras funciones. A pocos metros del Monumento Nacional a la Bandera empezaron a funcionar los clubes del Ministerio de Obras Públicas de la Nación y el Náutico Rosario, además de guarderías.
Pero ya en los 90 la Nación encaró el proceso de descentralización de los puertos y el gobierno provincial creó así el Ente Administrador Puerto Rosario (Enapro), que se encarga de la gestión del puerto local.
Pero lo que aún queda "inmutable" en la costa central es la Zona Franca Boliviana, que lleva años sin actividades portuarias. Es una de las pocas áreas que todavía conserva, aunque con desmoronamientos, el muelle original construido por la compañía francesa, casi como un pedazo de lo que fue aquel puerto de principio del siglo XX.
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