Las cárceles cubanas son "inhumanas", dice Amnistía

Madrid/La Habana. - La organización internacional defensora de los derechos humanos, Amnistía Internacional, exigió ayer la puesta en libertad de todos los presos políticos cubanos, cuando se cumplen dos años de la detención de decenas de disidentes anticastristas. Al mismo tiempo, exigió a Estados Unidos el levantamiento del embargo económico contra la isla, asegurando que el gobierno de La Habana lo utiliza como excusa para limitar los derechos humanos.

Cuba tiene encarcelados al menos a 71 presos de conciencia, a menudo en condiciones "crueles e inhumanas", e ignora las quejas sobre palizas y abusos de los guardias penitenciarios, afirmó Amnistía Internacional. El gobierno comunista de Cuba sigue suprimiendo con contundencia la libertad de expresión pese a la presión internacional, añadió esta ONG.

"Todo lo que hay que hacer en Cuba para pasar meses o incluso años encarcelado es estar en desacuerdo con las autoridades", dijo Amnistía en su informe. El documento se publica coincidiendo con la sesión anual de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, que tuvo a Cuba, uno de los últimos gobiernos comunistas del mundo, como uno de sus principales puntos de discusión.

Colaborar con organizaciones de derechos humanos, publicar artículos, dar entrevistas a medios de comunicación críticos del gobierno o ponerse en contacto con funcionarios estadounidenses en Cuba o con la comunidad cubana en el exilio son causas para largas condenas de hasta 28 años de cárcel, dijo Amnistía.


Fin al embargo
Sin embargo, Amnistía también pidió a Washington que levante el embargo unilateral que Estados Unidos mantiene sobre Cuba, porque contribuye a socavar derechos civiles y políticos clave en la isla y sirve al presidente Fidel Castro como un pretexto para perseguir a los disidentes.

La mayor organización de defensa de los derechos humanos citó cuatro casos de malos tratos de presos a manos de guardias penitenciarios durante el último año. Juan Carlos Herrera Acosta, que cumple una condena de 20 años, fue golpeado en octubre del 2004 por un grupo de guardias mientras estaba esposado. Los guardias lo pisotearon en la garganta hasta que perdió el conocimiento, explicó el informe.

Al menos nueve presos recibieron un trato "cruel, inhumano y degradante", al estar recluidos de manera permanente en celdas de castigo de dimensiones muy reducidas -de dos por un metro-, sin luz natural ni condiciones sanitarias mínimas por períodos de dos a cuatro meses.