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 sábado, 19 de marzo de 2005  
La tendencia indica un crecimiento sostenido durante más de una década de la formación posgradual. Las razones atienden al desarrollo académico y profesional
De Santiago del Estero a Rosario

Adriana Del Vitto cursa desde agosto de 2003 la maestría en literatura para niños en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Lo particular de esta profesora en literatura es que viaja periódicamente de Santiago del Estero para seguir la carrera.

"A través de una información que llegó al diario donde trabajo, El Liberal, me enteré del lanzamiento de la maestría. Soy egresada del profesorado de castellano, literatura y latín de la Escuela Normal Nacional de Profesores y de la licenciatura en letras de la Universidad Nacional de Santiago del Estero. La propuesta venía a llenar un vacío en mi formación profesional, ya que no tuve materias específicas sobre la temática en ninguna de las dos carreras y me daba la posibilidad de ingresar en un mundo que me había resultado siempre apasionante: el de la literatura para niños", recuerda la maestranda.

En efecto, el posgrado vino a cubrir un espacio demandado por muchos educadores y especialistas interesados en este campo. La maestría está dirigida por Ovide Menin.

Para Adriana, decidirse a estudiar no fue sencillo. Trabaja y atiende a su familia y el viaje a Rosario implica unas 9 horas en colectivo. "La consulta tuvo que comenzar por el lado familiar, sobre todo considerando que tengo una hija que en mayo cumplirá tres años", añade.

Como Adriana, la mayor parte de los maestrandos de este posgrado provienen de otras localidades lejanas como Córdoba, San Luis, Mar del Plata o Carmen de Patagones, entre otras. Es común que las anécdotas de los viajes se sucedan. "En una ocasión, no conseguí pasaje y mi esposo manejó 900 km para que pudiera llegar a tiempo, y después de dejarme en la universidad, retornó a Santiago. También fue necesario que renunciara a mis vacaciones laborales, puesto que al trabajar en una empresa privada, debo utilizar mi licencia anual para concurrir a los seminarios", cuenta.

Adriana Del Vitto también dicta algunas horas cátedra, rescata de su formación de posgrado el ingreso en un área del conocimiento poco difundida como lo es el de la literatura para niños. También, "la calidad profesional de los docentes y la importancia de sistematizar este recorte de la literatura para que los niños y los jóvenes recuperen el placer de la lectura, con un canon abierto a grandes maestros universales y a autores argentinos casi desconocidos en muchas instituciones escolares".

Pero además la alumna santiagueña se detiene a rescatar "el compacto grupo humano con gente de distintos lugares del país" con quienes se ha creado "una red de afectos" y nos comunicamos vía email en el tiempo que va de un seminario a otro y hemos creado lazos, como diría Saint-Exupery".

También comparten con sus compañeros de posgrado "la pasión por comunicarnos desde la investigación, desde la práctica docente, desde el taller, desde la escritura, con el particular mundo de los niños".

Finalmente, Adriana Del Vitto señala que "no es frecuente que alguien inicie un posgrado sin pensar en el rédito económico que esto podrá traer en algún momento, sin embargo, en mi caso particular, y creo que en de la mayoría de mis compañeras, he sentido ese llamado que estaba esperando para contar con la formación necesaria que me permita contribuir desde lo que más amo, la literatura, a la formación de niños y jóvenes".
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