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 sábado, 19 de marzo de 2005  
Año Internacional de la Física
Albert Einstein pide un lugar en las aulas
Se cumplen 100 años de la teoría de la relatividad. La disciplina ha perdido horas y espacios en el sistema educativo argentino

Juan Farina / La Capital

La proclamación del 2005 como Año Internacional de la Física por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas -por entender que esta ciencia y sus aplicaciones conllevan un aporte importante para la comprensión de la naturaleza y de los avances tecnológicos- invita al mundo entero a la realización de actividades para promoverla.

En 1905, un asistente técnico de la Oficina Suiza de Patentes en Berna, Albert Einstein, envió para su publicación seis artículos a la prestigiosa revista alemana "Annalen der Physik" sobre la teoría especial de la relatividad, y ese mismo año también dio a conocer sus estudios sobre el efecto fotoeléctrico, con el que ganaría el Premio Nobel de Física.

Esas publicaciones son un ejemplo extraordinario de una investigación que ha cambiado la faz de la Tierra, y se basaban en la constancia de la velocidad de la luz en el vacío, la equivalencia entre masa y energía y la inexistencia de sistemas absolutos de referencia.

Desde entonces, la enseñanza de la física en las escuelas tiene una significación cultural y social para destacar, más allá de su inmediata aplicabilidad técnica. Hay pocas dudas sobre esta última afirmación: basta con encender la luz, el microondas, el televisor, la heladera, el celular, escuchar la radio o sacar una foto para estar en contacto con la física.

Sería interminable mencionar sus numerosas aplicaciones.

En el caso de la mecánica cuántica, es asombroso su aporte, ya que ha permitido desarrollar semiconductores para fabricar componentes electrónicos cada vez más pequeños, utilizados luego en radios, televisores, computadoras y en un sinfín de aparatos.

Basta con entrar a un hospital para entender cómo el núcleo de los átomos tiene innumerables aplicaciones en las ciencias de la salud, tales como sacar una radiografía, hacer una tomografía o una ecografía.

Y en el caso de la teoría de la relatividad, ha permitido el desarrollo del GPS (Sistema de Geoposicionamiento Global). Un sorprendente resultado de esta teoría es que el tiempo debe transcurrir más lentamente cuanto más fuerte sea el campo gravitatorio en el que se mida. Esta predicción también fue confirmada por la experiencia en 1962. De hecho, muchos de los modernos sistemas de navegación por satélite tienen en cuenta este efecto, porque de otro modo darían errores en el cálculo de la posición de varios kilómetros.

Otra sorprendente deducción de la teoría de Einstein es el fenómeno de colapso gravitatorio que da origen a la creación de los agujeros negros. Dado que el potencial gravitatorio es no lineal, al llegar a ser del orden del cuadrado de la velocidad de la luz puede crecer indefinidamente, apareciendo una singularidad en las soluciones. El estudio de los agujeros negros se ha convertido en pocos años en una de las áreas de estudio de mayor actividad en el campo de la cosmología.

Así se podrían constatar innumerables aplicaciones de esta ciencia. De todas maneras, quizás hoy lo más importante sea rescatarla para llevarla a las escuelas con urgencia. Por muchos motivos, incluso por el placer estético que brinda el conocimiento en sí, sin justificativos; esa necesidad que tiene el ser humano de aprender y comprender; esa curiosidad científica que está en la base de todo conocimiento.


Incuestionables conquistas
Así como la Revolución Francesa produjo grandes cambios en el mundo y en especial en varias facetas de la cultura, durante el siglo XX la figura de Albert Einstein aparece como el prototipo de los grandes mitos de la centuria. Sus opiniones, su pensamiento político y sus anécdotas personales han influido de manera notable en la visión que del mundo y de la ciencia tenía la gente común y afectando, incluso, el comportamiento social de los propios científicos.

Según los historiadores de la ciencia, tanto las teorías relativista como cuántica introducidas por la física terminaron por tener implicancias en ámbitos como el arte, la poesía, la filosofía, la religión, la política y la publicidad. Parece entonces incuestionable el hecho de que las conquistas de la física en el siglo pasado alteraron profundamente el ritmo de las relaciones entre ciencia y sociedad.

Pero, ¿qué sucedió con la enseñanza de la física en las escuelas de nuestro país?, ¿por qué se la ha abandonado tanto? Esta constatación revela una forma de quitar a los estudiantes una parte de la comprensión de la naturaleza. No es posible que no se enseñe física en el polimodal, ni en la EGB.

Es necesario trabajar intensamente para que los jóvenes se interesen más por esta ciencia. ¿Cómo hacerlo si en las aulas desapareció la disciplina? Un proyecto de nación debe incluir una mejora de la educación, formar mejores profesores, difundir la ciencia, aumentar el ingreso real de las personas, pero acompañados de aumento de productividad.

El reto del 2005 debería ser cambiar la percepción que se tiene de esta disciplina, para acercarla más al público en general, y para lo cual la educación y la escuela resultan fundamentales.

Los descubrimientos de Einstein han cambiado la percepción y la concepción que hoy en día tenemos del mundo y del tiempo. Por eso es preciso hacer un giro copernicano de la enseñanza de la física en el ámbito de la EGB y el polimodal, motivando y enseñando a los estudiantes su belleza. Para ello simplemente hay que obtener una resultante de fuerzas a través de los contenidos, de los docentes, de las autoridades, de los alumnos, de los gobernantes.

Porque no hay que olvidar que se ha eliminado prácticamente la enseñanza de la física en el polimodal y, lo que aún es más sorprendente, los alumnos comienzan carreras científicas y técnicas sin conocerla.


Conmemoraciones
Además de conmemorarse los 100 años de la teoría de la relatividad, el 2005 coincide con los 50 años de la creación del Instituto Balseiro; también con los 100 años de la creación del Departamento de Física de la Universidad de La Plata y 20 del Departamento de Física de la Universidad Nacional del Sur.

Además, la Asociación de Profesores de Física de la República Argentina cumple 22 años y el Instituto de Física de Rosario (Ifir) 25. Es importante recalcar la existencia de la Asociación Física Argentina, la Academia Nacional de Ciencias y otras sociedades que agrupan a científicos y técnicos en distintas disciplinas como son las sociedades de Biología y la Asociación de Químicos de la República Argentina.

Mientras las asociaciones como las nombradas no tengan su espacio en una comisión nacional, o sea mientras no tengan peso político para fomentar la ciencia, mientras continuemos con el laissez faire y siguiendo los pasos de la globalización, seguiremos siendo un pueblo dependiente.

Por eso no podemos desperdiciar este año sin trabajar para acercar a los jóvenes a esta ciencia. Sin embargo, con las escasísimas horas que le dedica el sistema educativo argentino a la enseñanza de la física es imposible conseguir que los alumnos que estudian esta materia en la secundaria la encuentren apasionante y, por lo tanto, en lugar de acercarse a ella se alejan.

Tampoco es posible acercarlos sin laboratorios -que no implican grandes gastos- porque es también en este espacio donde se descubre la belleza de la física y nace la pasión por ella. Los profesores necesitan el laboratorio para explicar sus experimentos y transmitir su pasión por la ciencia. Detrás del amor por la física siempre hay un profesor y la función del profesor es irreemplazable.

La física es una ciencia destinada a explicarnos los comportamientos de ciertos aspectos de la naturaleza. Es apasionante y útil a la vez. Tiene múltiples aplicaciones y es esencial para el medio ambiente o para la energía.

La física es, en definitiva, fundamental para la tecnología y el bienestar de la humanidad. La ciencia está para protegernos. Si queremos mantenernos en lugares importantes del mundo debemos desarrollar la ciencia y la tecnología. Y esto pasa por la física.

(*) Ingeniero. Docente del Politécnico y

de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Secretario local de la Asociación de

Profesores de Física de la Argentina.
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