| sábado, 19 de marzo de 2005 | Lamentable apresuramiento Un hecho puntual que ha concitado la atención de las autoridades y la ciudadanía es el del joven Raúl, alumno del Colegio Padre Claret que fue expulsado del establecimiento por el contenido de una carta de su autoría. Los argumentos sustentados por el colegio han sido el perfil agraviante de la nota hacia sus autoridades. La carta cuestionada, que ya ha tomado estado público, no concentra intenciones ofensivas ni agraviantes, sino más bien una terminología propia de un adolescentes de 14 años que ejercitó el derecho de su libertad de expresión sin propósitos premeditados. Si se analiza en profundidad, podrá deducirse el despertar de una sinceridad explícita, cuando señala -con su criterio precoz- algunos hechos que considera anormales y que por ello formulan un aporte valioso para determinar los alcances de las atribuciones de la docencia. Deduzco que faltó la percepción adecuada a un sentimiento expresivo que requería mas de la mesura que de los apresuramientos. La resolución de quienes dirigen la Escuela Padre Claret no ha estado ajustada a las circunstancias, ya que en marco adecuado a la ética docente debió respetarse la inviable condición humana y la individualidad de un adolescente que ya siente la necesidad de integrarse a la sociedad con los atributos de su formación.
Olga Ponce
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