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 viernes, 18 de marzo de 2005  
"Chapita" Ungaro está otra vez en libertad
Lo habían detenido por el doble golpe que una banda cometió en Salto Grande en febrero. No hallaron pruebas

Una vez más Lelio Martín Ungaro está libre. Chapita, como lo llaman, había sido detenido un mes atrás por el robo de 70 mil pesos que una banda perpetró en un banco y una mutual en la localidad de Salto Grande. Sin embargo, la Justicia le dictó falta de mérito al no hallar pruebas suficientes para imputarlo. Aunque esto no lo desvincula de la causa.

La orden de libertad para Ungaro fue dictada por el juez de Instrucción de San Lorenzo, Eduardo Filocco, quien investiga el golpe comando llevado adelante el 7 de febrero último. Para el magistrado, dijeron José Ferrara y Adrián Ruiz, defensores de Chapita, "no se acreditaron las pruebas suficientes para que siga detenido por este hecho".

En ese orden, la posición de Ungaro fue avalada por varios testigos (amigos, patovicas y hasta un policía que cubría servicios adicionales) que la madrugada previa al asalto lo vieron en dos boliches rosarinos en compañía de otros muchachos. Además, cuando la policía allanó la casa donde cayó preso Ungaro, se secuestraron algunos elementos que en un primer momento se creyeron vinculantes a la causa pero que posteriormente fueron desestimados.

Como si eso fuera poco, y a pesar de que una de las testigos del golpe de Salto Grande lo había reconocido en una foto policial de 1999, el último reconocimiento -hecho el viernes pasado y con un retrato actual- fue negativo. Un dato llamativo de esos reconocimientos lo dio la misma testigo que señaló a Ungaro en la foto. La mujer sostuvo que uno de los ladrones tenía "barba candado", los defensores de Chapita llegaron a ofrecer un perito de parte que corroborara que Ungaro, en realidad, es lampiño.

Así las cosas, Ungaro recuperó la libertad y el atraco ocurrido los primeros días de febrero sigue impune. Antes de este hecho, Ungaro había sido detenido el 25 de julio de 2004 cuando agentes de la Brigada de Investigaciones lo persiguieron después de detectarlo a bordo de una cupé BMW en Avellaneda y Gálvez. La persecución tuvo características cinematográficas y terminó cuando Chapita subió a un colectivo. Diez días después, cuando la policía reconoció que las órdenes de captura que pesaban sobre el muchacho no tenían validez, Ungaro salió a la calle.
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