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 viernes, 18 de marzo de 2005  
Un drama familiar, epílogo de una vida de desventuras
Tras una acalorada discusión con su pareja, un hombre apuñaló a su mujer y luego se suicidó a lo bonzo

Un hombre de 68 años murió calcinado luego de prenderse fuego dentro de su vehículo después de apuñalar a su esposa en el desenlace de una discusión que mantuvieron en una casa de la zona sudoeste de la ciudad. La mujer recibió un puntazo en el abdomen y fue internada en el Hospital de Emergencias, aunque anoche su vida no corría peligro.

La tragedia se desató cerca de las 8.30 de ayer en 24 de Septiembre 2646. A esa hora, los vecinos escucharon una fuerte explosión que sacudió a toda la cuadra. Un rato antes, Anastasio Pérez había decidido poner fin a una vida signada por la desventura y las dificultades económicas. Se subió a su utilitario Fiat Fiorino estacionado en el garaje, roció su cuerpo con combustible y se prendió fuego. Antes, con los hijos de la pareja (de 13 y 9 años) como testigos, había apuñalado a su esposa, María Cabeza, de 40 años, con la que había iniciado una relación hacía unos 15 años, luego de que la mujer se separara de su primer marido.

Ayer a la mañana, Anastasio y María se levantaron y repitieron una práctica que ya era habitual: discutir por la escasez de dinero. Los decibeles de la pelea fueron aumentando y el hombre decidió terminar la disputa de la peor manera: se armó con un cuchillo y le asestó un puntazo en el abdomen a su esposa. María quedó malherida en el suelo y él, tal vez creyendo que la había matado, fue hasta la cochera y se inmoló. "El auto estalló y el portón del garaje voló por el aire", explicó el comisario Daniel Corbellini, jefe de la Brigada de Homicidios.

Las penurias económicas para los Pérez habían comenzado, según contó una vecina, unos dos años atrás cuando se disolvió la firma familiar que Anastasio llevaba adelante con un hermano: una flota de ambulancias que arrendaba a empresas de emergencias privadas. "Cuando el hermano falleció, la viuda le pidió la parte y la empresa se disolvió", contó la mujer.

A Anastasio sólo le quedó un móvil sanitario y sus dificultades financieras se acrecentaron con la misma intensidad que las diferencias conyugales porque el hombre fallecido ayer "nunca asumió" que su realidad laboral había cambiado. "Las discusiones eran muy frecuentes y siempre eran por el tema de la plata", confió Mónica, propietaria de un quiosco ubicado a pocos metros de los Pérez.

En la casa de 24 de Septiembre al 2600 también viven los dos hijos de 17 y 18 años del matrimonio anterior de María. Y, al parecer, la relación de los jóvenes con los demás integrantes de la familia era "conflictiva".

Ayer a la tarde, Mónica parecía sorprendida por el trágico suceso. "Eran dos excelentes vecinos. El (Anastasio) no era agresivo y yo nunca hubiese esperado que tomara una decisión tan terrible", comentó.

En el garaje de los Pérez quedaron las huellas de la explosión provocada después de que el comerciante decidiera quemarse a lo bonzo. El portón de hierro hundido y ennegrecido por el fuego era la muestra inequívoca de las llamas.
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