 | viernes, 18 de marzo de 2005 | Solos en la madrugada. Una banda de ladrones se llevó dinero de al menos 14 locales del complejo Molinos Fénix Planificado y audaz robo a un edificio de oficinas en la peatonal Córdoba Los ladrones entraron la tarde del miércoles y estuvieron escondidos hasta la hora de cierre. Maniataron alportero y a su familia y "trabajaron" hasta muy entrada la noche. La cifra del botín no superaría los $5 mil Leo Graciarena / La Capital En un audaz golpe comando, cinco delincuentes robaron el miércoles por la noche 14 oficinas del antiguo edificio comercial Molinos Fénix, ubicado en pleno microcentro de la ciudad. Aprovechando el activo movimiento existente en la peatonal Córdoba al 1400, frente al Palacio Minetti y a metros de la Bolsa de Comercio, los hampones ingresaron al inmueble en las últimas horas de la tarde del miércoles como lo haría cualquier oficinista. Allí, agazapados en algún rincón, esperaron el horario de cierre de los distintos locales. Después ingresaron a la vivienda del portero, al que redujeron junto a su familia maniatándolos con precintos plásticos, y con la situación controlada empezaron a visitar varios pisos. Si bien en un principio se estimó que el golpe había deparado un botín cercano a los 100 mil pesos, ya que uno de los ladrones habría dicho "vamos que ya tenemos 100 lucas", la policía lo estimó -a partir de algunas denuncias- en aproximadamente 5 mil pesos.
Fue un golpe audaz, planificado y ejecutado con tranquilidad. Todo comenzó en pleno centro rosarino a la hora en que cientos de personas emprenden el retorno a sus viviendas tras la jornada laboral o se sientan en los bares sobre la peatonal a tomar un trago. Durante las últimas horas de la tarde del miércoles, los cinco delincuentes "bien vestidos, algunos de saco y corbata y otros de chomba, jean y zapatos", ingresaron sin levantar sospechas al edificio Molino Fénix. Allí, en cinco plantas, se distribuye una veintena de oficinas de agentes cerealeros, operadores inmobiliarios, profesionales, agencias de publicidad y hasta una dependencia del Banco Bisel.
El edificio Molinos Fénix es uno de los más emblemáticos del centro rosarino junto al Palacio Minetti y a la Bolsa de Comercio. Fue sede de la empresa molinera que le da nombre y fue realizado por los ingenieros Tito y José Micheletti entre 1926 y 1927. En la planta baja del inmueble funciona la casa de cambios Rosental Carbatur, pero a las oficinas robadas se ingresa por la puerta que está en el número 1437, al lado de la casa de cambio. "Los ladrones redujeron primero a la familia del portero que vive en el último piso, luego lo agarraron a él y bajaron hasta la puerta de acceso para verificar que estuviera cerrada. Una vez que chequearon eso empezaron a trabajar", explicó uno de los pesquisas que encabezan la investigación.
Redujeron al portero y a su familia Como todas las tardes de atención al público, Julio Nogueras, de 38 años, cerró la pesada puerta de acceso al edificio a las 19.30. Después subió a la azotea del quinto piso donde está la casa en la que vive junto a su esposa Elsa, de 36, y sus hijos de 19, 16 y 5 años. Cuando bajó del ascensor, un golpe con la mano abierta le estalló en la cara y, al reponerse, un ladrón a cara descubierta le estaba apuntando con un arma. Inmediatamente apareció otro hampón armado. Ahí el portero se dio cuenta de que su familia ya había sido reducida y estaba adentro de su casa.
"Cuando lo meten en la casa le dan a entender que conocen todos sus movimientos. «Sabemos a qué hora llega tu hija de bailar y a qué escuela van los chicos»", fue la frase de los ladrones. Entonces le pusieron un revólver en la cabeza a la nena más chica, de 5 años y lo amenazaron: "Si vos reconocés a alguien o llamás a la policía, la matamos", explicó otra fuente. "Además siempre lo llamaron por su nombre".
Después del susto, los familiares de Nogueras recordaron a la policía que dos de los delincuentes trabajaron a cara descubierta, mientras que los otros tres se cubrían con medias de mujer. Que todos portaban revólveres y pistolas y protegían sus manos con guantes. Y que habían sido maniatados a las 19.15.
Con todo bajo control, los malhechores fueron a lo que, según la hipótesis policial, era el objetivo primario. "La primera oficina en la que actuaron fue la de la administración del edificio, que está en el 5º piso. Ahí utilizaron un soplete para abrir la caja fuerte". En el lugar sólo se encontró un destornillador de cabo verde. "En total rompieron tres tesoros de empotrar que no son tan complejos para abrir pero que se pueden romper forzándolos con un destornillador", explicó otra fuente.
Después comenzaron la recorrida delictiva por las 13 oficinas restantes. "Fueron específicos. No se llevaron otra cosa que no fuera efectivo. Dejaron cheques y valores. También se llevaron una memoria extensible de computadora y un set de instalación de los programas Office de Microsoft (Word y Excell), que hallaron en la oficina de un contador, donde lo tenían por cuestiones de licencia", confiaron los voceros. Pero por falta de conocimiento o de medios, no se alzaron con otros objetos de valor como computadores con monitores de plasma u obras de arte (ver aparte).
La tranquilidad de los ladrones para realizar su tarea fue interrumpida por la voz de una mujer. A eso de las 23, una muchacha que se dedica a la limpieza llegó como todas las noches a trabajar. Abrió la puerta de acceso al edificio y subió hasta la casa del portero. "A ella también la redujeron y le pidieron que les abriera las oficinas que iba a limpiar".
Con el botín en su poder, los ladrones se fueron sin despertar sospechas. A metros del edificio hay una casilla de guardia policial y por el lugar circula las 24 horas un vehículo eléctrico de la Patrulla Urbana. Mientras los ladrones huían, uno de los hijos del portero zafó de sus amarras e intentó llamar al Comando Radioeléctrico, pero los teléfonos habían sido cortados por los maleantes. Entonces encendió la computadora y le envió un mail a un amigo que finalmente llamó a la policía.
Los investigadores trabajan sobre la hipótesis de que los ladrones llegaron durante la tarde del miércoles y se escondieron antes de sorprender al portero del edficio y a su familia. "La seguridad del lugar es horrible. Tiene cámaras de seguridad que no graban, sólo sirven para monitorear. Además no tienen un intercomunicador entre la planta baja y las oficinas, con lo que el portero debe subir si necesita anunciar a alguien", explicaba ayer una fuente policial que precisó que "hasta ahora no hay pistas para dar con la banda".
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