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 viernes, 18 de marzo de 2005  
"En el rock existe una tendencia paulatina a que desaparezcan tribus y subgéneros"
Arbol presenta hoy y el domingo su disco "¡Guau!" en Willie Dixon
Hernán Bruckner, líder del grupo, dijo: "Ahora un punk de cresta no nos escupe si tocamos una chacarera"

U. G. Mauro / La Capital

"Creemos en el laburo y en un crecimiento orgánico, no en el laburo comercial", expresó a La Capital Hernán Bruckner, guitarrista del grupo Arbol que hoy a las 23 y el domingo a las 20.30 se presenta en Willie Dixon, Suipacha y Güemes, con los temas de su último disco "¡Guau!" y precedidos por la banda local El Regreso del Coelacanto.

La banda nacida en 1994 en Haedo -oeste del Gran Buenos Aires- e integrada también por Sebastián Bianchini (bajo), Martín Millán (batería), Pablo Romero (percusión, guitarra y voz) y Eduardo Schmidth (voz, violín, charango, flauta y trompeta) ofrecerá también creaciones incluidas en la anterior placa, "Chapusongs".

El año 1996 marca el debut discográfico de Arbol con el álbum independiente "Jardín Frenético", el que llegó a manos de Gustavo Santaolalla, su productor junto a Aníbal Kerpel. "¡Guau!" salió a la venta en octubre del 2004 y fue presentado en vivo en el estadio de Obras Sanitarias, en lo que, según Bruckner, "es lo más importante que le ha pasado hasta ahora a la banda", aunque cabe recordar que la placa también entró en el selecto grupo de discos considerados como los mejores del año pasado, para medios como la revista Rolling Stone, que también había ponderado generosamente a las demás producciones de la banda.

-¿Se está creando un mito en torno a "la música nacida en el oeste del gran Buenos Aires"?

-No creo que haya nada en particular, simplemente se dio que surgieron un par de bandas muy significativas como en su momento fueron Los Caballeros de la Quema y hoy Los Piojos, que desde sus comienzos fueron muy convocantes en esa zona. En realidad, no existe algún sonido característico o algo así, porque en realidad hay un gran mundo de propuestas musicales distintas.

-¿Cómo recibe el público del rock una propuesta como la de Arbol, tan amplia en materia de ritmos como en instrumentación?

-Lo de tocar toda clase de instrumentos es algo que surgió sin proponérnoslo; fue el producto de la formación que traía cada uno de nosotros. Hay compañeros del grupo que vienen de lo académico, de lo intuitivo, que traen cosas de chicos con el folclore, del jazz...

-¿Y en la instrumentación?

-Lo de usar instrumentos raros es algo que también estaba en algunos de nosotros, que ya de chicos habíamos "cometido algunas deformidades" (risas) como escuchar y tocar charango, violín... Eso lo fuimos probando y orgánicamente lo fuimos poniendo en nuestra música".

-¿Qué tienen de raros un charango o un violín?

-Siempre seremos rockeros y en este caso lo de raro se refiere a lo que se sale de un power trío. Ahora estamos más concentrados en hacer canciones, pero igual seguimos haciendo eso. Antes es como que generábamos un sonido power trío más pesado y encima de eso había arreglos para dos voces, algo que ya no era común.

-¿Quién aporta el tono folclórico de algunas cosas que hacen?

-Nos viene principalmente de Eduardo (Schmidth), pero a todos nos copó, pero hay que decir que no se trata solamente de eso. Nosotros hacemos mucho laburo de laboratorio, de cocina, de ir experimentando con el charango pero también con la trompeta o con la flauta dulce, con una balalaika... Vamos probando cosas y si eso nos sale bien, queda. Yo diría que las ideas de la banda son el producto de usar el método ensayo-error.

-La banda tiende claramente a romper con los encasillamientos: ¿existe la misma actitud por parte del público?

-Sin duda existe en el rock una tendencia paulatina a que desaparezcan las tribus, los subgéneros, las catalogaciones. Al principio nos resultó difícil cumplir con esta idea de no entrar en ninguna casilla; la gente nos miraba y se preguntaba "qué hacen estos tipos". Hoy eso cambió, la gente nos conoce mejor y entiende que no se trataba de mezclar de todo porque tenemos ganas de hincharles las pelotas, sino porque tenemos una propuesta estética.

-Esto se está extendiendo entre los músicos...

-Si es algo que empieza a pasar entre los músicos pero también entre la gente. Mezclar estilos distintos es algo que está más aceptado y la gente le encuentra el gusto a escuchar cosas que no había escuchado. Alguna vez dijimos que ahora un punk de cresta no nos escupe si en medio de lo nuestro hacemos una chacarera. Para nosotros, lo de la identidad no es una cuestión de géneros sino de ADN; es decir, somos argentinos y eso implica un montón de cosas; la carga de las raíces y exponerse a lo de afuera, tango, folclore, tercermundismo... Creemos en el laburo y en el crecimiento orgánico, no en el invento comercial.

-¿El público que tenían en los primeros años les sigue siendo fiel?

-La verdad es que a nosotros lo que más nos preocupa es la música, Si alguno de los que nos seguía dejó de hacerlo porque alcanzamos más reconocimiento, habrá que remitirse al "ladran Sancho, señal que cabalgamos".

-¿Se puede hablar de algún músico o grupo que sea referente de todo el conjunto?

-Seguro. Arbol tiene referentes como León Gieco, Ilya Kuryaki, El Otro Yo, Peligrosos Gorriones... Toda gente que empezó un poco antes que nosotros. Obviamente que en lo internacional somo fanáticos de los Red Hot Chili Peppers, de The Corn...

-¿Es cierta la anécdota según la cual, para el disco anterior, "Chapusong", prepararon 55 temas?

-Te lo confirmo; es real, pero lo que pasó fue que entre el primer disco que hicimos con Gustavo Santaolalla, "Arbol, y "Chapusong", pasó bastante tiempo en el que continuamos trabajando mucho. Incluso no paramos de producir aún cuando ya habíamos definido que iba y que no iba.

-¿Y que pasó con todo el material que quedó afuera?

-Hoy (risas) la mayoría de esos temas se fue al cielo de las canciones. En realidad, nada impide que si un día le encontramos la vuelta para mejorarlas -por algo quedaron afuera- las volvamos a trabajar.
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Arbol ofrecerá su visión de un rock sin encasillamientos.

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