 | viernes, 18 de marzo de 2005 | ¡He plantado el arbolito! Después de casi 10 años (desde el 23-5-1995) me llegó mi merecida jubilación. Aliento a quienes están en la lucha por la suya, no se entreguen, sigan peleando, hoy "la gran Caja" se dignó reconocer mis derechos. Esta no fue una historia simple, fue larga, compleja y dolorosa, más aún si se considera que se trata de una jubilación ordinaria docente... no de privilegio o mejor dicho de privilegiados... No puedo dejar de agradecer en primera instancia a la fiscal de Estado por su preclara visión de la administración de la justicia y su delicada y personal atención. En segundo lugar y muy especialmente a la ministra de Educación por su finísima sensibilidad con que atendió mi problema hasta el día de hoy. Sé de lo delicado de la situación docente y que muchas veces fuimos relegados, más de 40 años de ejercicio de la misma me lo hicieron sentir, pero espero que quienes se consideran "verdaderos maestros" por vocación y lleven el dignísimo nombre de "maestros" no olviden que son los artífices de la educación de nuestros hijos y sus ejemplos. Ojalá los docentes así lo entiendan. Gracias a mi querido esposo y a mis dulces hijos por estar siempre a mi lado y a todos quienes tuvieron una palabra de aliento. Ha terminado al fin este calvario que me tocó transitar sin ninguna culpa, espero que la Caja revea su burocracia interna y trabaje con más conciencia pensando en la gente que tiene sus derechos y sufre. A las dos anteriormente mencionadas, la fiscal, la ministra y sus equipos de colaboradores, nuevamente gracias... pero muchas, muchas gracias.
Ana María Tardio, DNI 4.771.561
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