 | viernes, 18 de marzo de 2005 | Carta abierta a los docentes Tengo 51 años. Pasé por momentos muy malos del país (que fueron los más) y por momentos buenos. Pero hay un recuerdo muy grato: mi señorita Susana, maestra de alma, si las hay. Concurrí toda mi primaria a la escuela pública Anastasio Escudero, más conocida por Escuela de Acindar. Se nos enseñaba el mismo programa de todas las escuelas por supuesto, pero sin embargo con sàlo sexto grado al terminar teníamos mas educación que los chicos que terminan ahora noveno año. ¿Qué pasa, que es lo que falta ahora? ¿Vocación de estudiar? ¿Saber? ¿Ser curiosos y deseosos de aprender? Se enseña cada día a los alumnos, pero para eso hay que tener vocación. En este país hace años que venimos haciendo esfuerzos y sacrificios, los padres y las madres, los maestros y también los alumnos. Entiendo que los maestros deben cobrar mejor, pero también debe cobrar mejor un obrero metalúrgico, un obrero textil, un obrero de la construcción, etcétera. ¿Y esos simples obreros que sólo ganan $400 o $500 por mes y deben dar de comer y vestir a mas de un hijo? Estoy segura de esos simples obreros desean para sus hijos un futuro mejor y por eso se "bancaron" muchos de ellos trabajar por $150 por mes, aun muchos de ellos con oficio. ¡Maestros! Si ustedes a nuestros hijos no los educan día a día con vocación, enseñándoles que sólo estudiando y tirando todos para el mismo lado vamos a salir. Argentina va a salir. Démosles una oportunidad. Dejemos un poco las protestas y tiremos para adelante. A todos nos afecta el bolsillo, que los productos suban de precio y que los comerciantes nos parezcan indignos y avaros. No nos dejemos atrapar por la oratoria de algunos dirigentes. Maestros, les pido encarecidamente a ustedes más que a nadie que no dejen a nuestros chicos sin educación. No los conviertan en seres tan ignorantes que de cada cien, ochenta no aprueben un ingreso a una facultad.
Ana María Bernardo
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