Año CXXXVII Nº 48690
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Salud 16/03
Autos 16/03
Turismo 13/03
Mujer 13/03
Economía 13/03
Señales 13/03
Educación 12/03

contacto
servicios
Institucional

 jueves, 17 de marzo de 2005  
Se acerca el final del juicio por el doble homicidio familiar en Funes
La defensa de Tulio Adorna reclama absolución y la fiscal pide perpetua
Su abogado dice que según las pericias psíquicas y médicas es inimputable. Para la acusación, supo lo que hacía

Hernán Lascano - Ariel Etcheverry / La Capital

Los alegatos de las partes que intervienen en el juicio a Tulio Adorna por los homicidios de su padre y de su hermano refrendaron las posiciones que ya habían esgrimido el año pasado. La fiscal Alicia Donni de Donati reiteró que lo considera penalmente responsable por haber actuado conscientemente al accionar el arma. Reclamó por ello que se lo condene a reclusión perpetua por doble homicidio agravado por el vínculo familiar, lesiones graves calificadas por el mismo agravante y tenencia de arma. Su defensor, en tanto, pidió que se lo declare inimputable por haber sido incapaz de comprender la criminalidad de sus actos y que, por consiguiente, se disponga su absolución sin aplicar pena alguna.

El planteo más novedoso fue el del asesor de Menores quien, apoyandose en el dictamen de un psiquiatra forense, solicitó que se tenga presente que el chico pudo haber sufrido una alteración transitoria de sus facultades mentales y que, a raíz de ello, debe contemplarse la figura de homicidio atenuado por esa circunstancia. Su criterio es que Tulio no debe ser penado sino sometido a un tratamiento tutelar hasta los 21 años para posterior evaluación.

La audiencia de alegatos se celebró ayer a la tarde en el juzgado de Menores Nº 2, a cargo del juez Juan Leandro Artigas, que a partir de ahora queda en condiciones de dictar sentencia, lo que según el abogado del chico puede ocurrir en veinte días. El acto fue breve ya que las posiciones se presentaron por escrito. El acusado, que tiene 19 años, compareció en el tribunal junto a su madre.

El sábado 4 de octubre de 2003 a las 21.30 Tulio entró corriendo al living del chalé de la calle San José 2432 de Funes. Allí disparó a su padre, Alberto Adorna, de 50 años, y a su hermano menor Germán, de 16. Ambos murieron en el acto con impactos en la nuca. En el incidente también fueron baleadas su madre, Alicia Travagliante, y su abuela, Catalina Dártoli. La fiscal y el defensor no discreparon respecto a que así se desarrollaron los hechos.

La gran pregunta, cuya respuesta alumbrará el veredicto, es si al momento de abrir fuego el chico entendía lo que hacía. La fiscal no tiene duda de que fue así. Asume que las pericias y los testimonios de la causa acreditan que Tulio supo que utilizaba el arma cargada y que no vaciló en hacerlo. La funcionaria remarca que estuvo ubicado en tiempo y espacio durante el transcurso de su detención, que respondió siempre coherentemente y sin perturbaciones sensoperceptivas o de memoria a los requerimientos a lo largo del proceso. Y precisa que no se detectaron trastornos de ánimo ni de voluntad, ni signos clínicos de consumo o abstinencia a alcohol o drogas en el chico.

Hay dos momentos gravitantes aludidos por la fiscal. Uno es el dictamen del forense Carlos Elías, que postula que Tulio entendió el significado de la conducta asumida. Otro es que la funcionaria cree que, en la primera etapa del proceso y para justificar la explosión de su carácter, el chico mintió deliberadamente al aceptar que era consumía compulsivamente variadas drogas que los exámenes biológicos no corroboraron.

En la vereda contraria el representante de Tulio, Jorge Bedouret, basó su pedido de declaración de inimputabilidad en una batería de pericias médicas que señalaron al muchacho como incapaz de comprender sus actos. E hizo hincapié en la ingesta de drogas y en la tensa situación familiar como un desencadenante de la tragedia.

Bedouret repitió que en caso de que su defendido sea declarado penalmente responsable de doble homicidio calificado apelará el fallo. "Tulio no pudo comprender la criminalidad del acto ni dirigir sus acciones. Por eso pedimos que sea declarado inimputable", manifestó su representante.

"Si el juez hiciera lugar al pedido de la fiscal vamos a pedir que se encuadre su accionar en la emoción violenta", adelantó el abogado.

El alegato de la defensa se centró en estudios psiquiátricos y psicológicos en los que el muchacho, dijo Bedouret, fue definido como un enfermo. A ese diagnóstico llegaron los facultativos que lo vieron luego de realizarle estudios como resonancias magnéticas.

En su descargo, la defensa apuntaló su estrategia en la labor que realizaron 18 profesionales. "La conclusión médica es que el chico tiene una patología mental grave, algunos médicos la definen con el nombre de fronteriza", comentó el abogado. Para la defensa, Tulio Adorna tuvo un problema neurológico que desinhibió los límites.

La defensa asignó valor a una tomografía computada que convalida, según una perito de parte, que una sustancia segregada en exceso por un proceso químico cerebral predispone a Tulio a los actos violentos. A esta cualidad orgánica se suma un condicionante psicológico: el contexto de profundo conflicto que distinguía la vida familiar por el sometimiento impuesto por Alberto Adorna, padre de Tulio, al resto de la familia. Bedouret señala que el chico era especial objeto de la tiranía de su padre.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Tulio llegó ayer a las 17 con su madre a Tribunales.


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados