 | jueves, 17 de marzo de 2005 | Le pegaron dos balazos en un intento por robarle la moto Un joven iba a trabajar a un frigorífico cuando fue abordado por un maleante. Está fuera de peligro Un joven de 23 años fue herido de dos balazos cuando se trasladaba a bordo de su flamante moto con destino a su trabajo y fue sorprendido por un hombre armado que intentó asaltarlo. Fuera de peligro, el muchacho quedó internado en el Hospital Italiano, donde ayer los médicos evaluaban extraerle uno de los proyectiles, alojado en su pierna izquierda. Todavía dolorido y conmocionado, el muchacho tenía el consuelo de haber conservado su motocicleta, comprada hace una semana. Es que la víctima se deshizo de la llave en el ataque y el ladrón, luego de disparar, desistió de robarla.
Fernando García vive en el barrio Coronel Aguirre, en Villa Gobernador Gálvez, y trabaja desde hace unos ocho meses en la planta que el frigorífico Paladini tiene en esa ciudad, en la zona de Villa Diego. Aunque su horario habitual es de 6 a 15, esta semana lo habían designado en un turno que comienza a las 2 de la mañana. Para el joven, quien vive con su mujer y una pequeña hija, es habitual realizar el mismo camino para ir a trabajar. Y sabe que no hay escalas para ir relajado cuando es de noche.
"Alto Verde, Parque Alegre, Villa Diego, son todos lugares donde te tenés que cuidar cuando pasás porque en cualquier momento puede aparecer algún loco", contó García a La Capital mientras reposaba en la cama del hospital. Eso fue lo que le pasó ayer, cerca de la 1.35. Iba por la avenida Libertador cuando al llegar a un cruce de calle, a la altura del 1500, se le apareció "un tipo alto y delgado con la cara medio tapada por una gorra". La primera reacción de Fernando a bordo de su Kawasaki AR125 fue "esquivarlo para no atropellarlo".
Tiró las llaves "Fue automático -relató el joven-, llegaba a la esquina, bajé la velocidad, y ahí vi al tipo. Lo esquivé para no atropellarlo y para no matarme. Entonces frené contra el cordón y escuché el primer disparo". García sintió un algo que le quemaba la pierna. Pero casi no recuerda nada de lo que sucedió a partir de entonces. "Estaba oscuro, fue muy rápido y tenía mucho miedo. No sé si forcejeé, no podría asegurar que me resistí al robo. La verdad, me puse ciego", confesó.
El chico intuyó que el asaltante no tenía otra cosa que robar que no fuera la moto y por eso apagó el contacto del rodado y tiró las llaves lo más lejos posible. Tal vez fue entonces que el maleante decidió huir, pero antes hizo otro disparo que atravesó la mano izquierda de García.
Fernando contó que luego tuvo la fortuna de que apareciera un remisero que lo asistió y momentos más tarde arribó a esa esquina una patrulla del Comando Radioeléctrico villagalvense y una ambulancia que lo trasladó al hospital Gamen de esa ciudad.
Con el consuelo de no haber perdido la moto que tanto le costó, y al mismo tiempo consciente de que podría haber muerto, el muchacho indicó que ya ha vivido situaciones parecidas, como víctima o como testigo. Y afirmó que cuando se recupere seguirá yendo a trabajar como siempre. "En realidad, lo más seguro para ir sería comprar un helicóptero, despegar desde la casa y aterrizar en la fábrica", reflexionó a mitad de camino entre la ironía y la resignación. enviar nota por e-mail | | |