El Congreso nacional, a Rosario

Trascendental coincidencia reflejó el encuentro en el cual los tres senadores nacionales por la provincia expresaron su apoyo al proyecto del presidente del directorio de La Capital de trasladar la sede parlamentaria a esta ciudad. La ratificación de su aval a la iniciativa por parte del gobernador y el intendente redondeó un consenso tan valioso como atípico, que preanuncia grandes logros.

La ciudad atraviesa un tiempo de valiosos cambios. Después de un excepcional 2004, momento cenital en la historia rosarina signado por el exitoso desarrollo del III Congreso Internacional de la Lengua Española, el presente se despliega como un lapso propicio para nuevos y crecientes desafíos. Entre ellos, el proyecto del presidente del directorio de La Capital de trasladar a Rosario la sede del Congreso de la Nación se yergue indudablemente como uno de los más trascendentes, ya que de concretarse implicaría nada menos que un profundo cambio en el modo de hacer las cosas en el país, esa Argentina que se proclama federal pero posee aún numerosos e inocultables rasgos de rancio unitarismo.

   Anteayer, los principales referentes políticos de la provincia y la ciudad avalaron con su presencia la crucial propuesta y se comprometieron a darle respaldo pleno. No resulta sencillo, memoria mediante, encontrar coincidencias semejantes en Santa Fe en torno de temas clave como la que reunió en esta ocasión a Daniel Vila y José Luis Manzano, presidente e integrante del directorio de este diario, con los senadores nacionales Carlos Reutemann (PJ), Roxana Latorre (PJ) y Rubén Giustiniani (PS), el gobernador Jorge Obeid y el intendente Miguel Lifschitz.

   Desde distintas pero convergentes ópticas, los legisladores se sumaron a la propuesta lanzada por Vila el día que se cumplió el 137º aniversario de La Capital, que ya entonces fue avalada por Obeid y Lifschitz. Fortalecimiento político e institucional del rol de Rosario, descentralización administrativa, mayor aproximación del Estado con la gente y distribución más ecuánime del poder fueron argumentos esgrimidos durante la reunión, en cuyo cordial transcurso también se mencionó oportunamente la experiencia chilena, donde la Legislatura nacional fue trasladada desde la capital Santiago al puerto de Valparaíso. Incluso, el intendente aseguró que en caso de que la idea avance el municipio puede “pensar ya” en los terrenos factibles para la construcción del futuro Palacio legislativo y hasta se animó a sugerir como ideal a la costa del río Paraná.

   La conclusión es transparente: no se trata sólo de un objetivo deseable, sino claramente posible. El primer paso —el acuerdo y la solidaridad entre quienes poseen niveles de representatividad indiscutibles— ya ha sido dado. Ahora, todos juntos y en la misma dirección, corresponderá seguir avanzando.