Lo buscaban por un crimen y lo apresaron por un robo

Un muchacho de 21 años que era buscado por la policía por varios robos a mano armada y un homicidio a sangre fría cayó preso luego de que destrozara los cristales de una joyería de la zona sur de la ciudad para recoger algunas alhajas. El ladrón se había fugado en noviembre pasado de los calabozos de una comisaría rosarina.

Cerca de las 17 del viernes, un vecino denunció a dos policías de la Patrulla Urbana que un joven había roto la vidriera de una relojería situada en bulevar Seguí 1398 y se había apoderado de algunas joyas. Los uniformados iniciaron la búsqueda del ladrón y lo atraparon poco después cuando caminaba por el pasaje Casablanca al 1200 con los seis relojes pulsera que había sustraído.

Tras ser detenido, el asaltante dijo llamarse Juan Billordo y que tenía 19 años, pero cuando llegó a la comisaría 15ª los policías se percataron de que era un viejo conocido porque ya había transitado el penal de la seccional y que en realidad se llama Claudio Rubén Diris, de 21 años.

Además, los uniformados de la seccional de Sarmiento al 4300 lo buscaban por dos robos a mano armada y un crimen ocurrido el 9 de febrero pasado. Además estaba prófugo desde que se había escapado el 28 de noviembre pasado de la comisaría 21ª, adonde había llegado después de cometer un robo calificado.

El homicidio en el que está involucrado Diris ocurrió el 9 de febrero, dos meses después de haberse fugado. En la tarde de ese día, Julio Vicente Aguirre, de 27 años, caminaba junto a un amigo por Moreno al 4000 cuando recibió un tiro en la espalda. Antes había escuchado que su agresor le había dicho: "A vos te la tengo jurada". El criminal, según la pesquisa de la policía, había actuado con mucha frialdad a tal punto que dejó en paz al amigo de la víctima. "Caminá que esto no es con vos", le dijo mientras se marchaba del lugar.

Quien gatilló el arma, según la policía, fue Diris, que escapó en una bicicleta. Por las palabras que escuchó el amigo de la víctima antes del disparo, los investigadores del homicidio sostuvieron que se trataría de "un ajuste de cuentas" entre maleantes, aunque no había certezas de los motivos que lo desencadenaron.

La víctima recibió el proyectil a la altura del omóplato izquierdo, sin orificio de salida, y murió prácticamente en el acto. Otro balazo le rozó una mano. Diris estuvo en la mira de los investigadores desde un primer momento, pero el muchacho había desaparecido de los lugares que frecuentaba. Hasta el viernes a la tarde.