| sábado, 26 de febrero de 2005 | Punto de vita "Recuerdos de un rockero intimidante" U.G. Mauro / La Capital El periodista, recién iniciado en cuestiones del espectáculo y con un pasado bastante vacío de rock, tiene la misión de entrevistar a Pappo, que allá por el ¿93?, ¿94? vino a "hacer prensa" para un recital. (¿O era para un disco?).
Difícil la prueba para el novato. En el comedor de una casa de barrio Echesortu, Pappo saludó -es un modo de decir- con voz ronca, mientras el periodista trataba de fingir aplomo ante ese ropero intimidante que le daba a la viola como los dioses, pese a esos dedos de mecánico.
Para los compañeros de radio o TV la cosa es más fácil; ellos editan sonido e imagen, silencian los silencios, los eliminan; el camarógrafo siempre sabía qué hacer con los ojos duros, con las miradas cómplices que Norberto "Carpo" Napolitano enviaba a esos amigos que lo acompañaban en cada entrevista, con la sonrisa sarcástica o la carcajada que dejaba escapar por alguna ironía que quizás sólo él entendía.
En un diálogo de locos, que desde entonces se repitió en varias ocasiones, el cronista preguntaba lo obligado, pero recibía por respuesta un monólogo divertido, entrecortado sobre "fierros al taco", sobre Chevrolets y Fords, sobre cierta recordada piña con su auto que le advertía sobre este maldito "final en su ley" o sobre su máximo trofeo: tocar con B.B.King.
Si Pappo era o no pesado es un dato menor, pero que jugaba con su aspecto, jugaba. La sección Escenario, que apostó siempre por el perro "Cactus" de Pappo contra el "Jazmín", de Susana, era ayer por la tarde un muestrario de anécdotas sobre el genial blusero. Cuando grabó el tema de los Borenztein "Mi vieja", en otra entrevista, el músico se acomodó como para estamparle un trompadón en la cara cuando el periodista, bastante salvaje, le preguntó si esa canción no lo hacía quedar como "un nene de mamá".
La joven cronista, por su parte, jamás olvidará el susto que vivió aquella vez que el músico le concedió una entrevista, rodeado de sus amigotes de aspecto tan pesado como él y encerrados todos en el tenebroso trailer en el que viajaban. Cerrando la puerta, Pappo casi ordenó con su voz gutural: "Ahora preguntá lo que quieras". enviar nota por e-mail | | |