| miércoles, 23 de febrero de 2005 | La fuerza del poder y el poder de la fuerza Segundos después de las 20.20 del sábado 7 de noviembre de 2004, cuando el subsecretario de Seguridad Pública de la provincia chocó con su 4x4 a un taxi del cordón industrial a cuyo chofer amenazó con una pistola calibre 40, el mismo funcionario público llamó desde su celular a las máximas autoridades de la Unidad Regional II de policía. Desde ese momento se montó en el lugar una escena de la cual participaron oficiales de alto rango, todos monitoreados vía telefónica desde el edificio de Ovidio Lagos al 5200.
Así las cosas, no sólo se articuló el ocultamiento en el acta preventiva de la amenaza sufrida por el taxista y de la participación de un gendarme sino que también se fue construyendo una cadena de encubrimiento de la que no quedó exento ninguno de los integrantes de las fuerzas que participaron del hecho.
En ese orden habría que recordar los pasos que se fueron dando, todos y cada uno de ellos corroborados por distintas fuentes a La Capital, hasta que el violento episodio se hizo público.
u Alejandro Rossi se comunicó desde su celular con el comisario mayor José Manuel Maldonado, jefe de la UR II, para imponerlo de la situación y éste impartió órdenes al inspector de la 2ª zona, comisario inspector Eduardo Aucar, y al jefe de la Agrupación Cuerpos, comisario Miguel Angel Rodríguez para que concurrieran al lugar, lo que hicieron a los pocos minutos.
u El comisario inspector Aucar, a su vez, siguió bajando en la cadena de mandos y le pidió al subcomisario Abelardo Chazarreta, a cargo de la subcomisaría 23ª, y al comisario Walter Miranda, subjefe de la seccional 10ª, que se presentaran en el lugar del incidente. Al primero por una cuestión de cercanía geográfica, y al segundo por haber ocurrido el hecho en su jurisdicción.
u Fue el subcomisario Chazarreta quien labró y firmó el acta número 8868 por ser él quien primero arribó a Circunvalación y Rondeau. "Ese acta se hizo al menos cuatro veces porque en las primeras figuraba la participación del gendarme que, arma en mano, obligó a Rossi a que arrojara la pistola a los yuyos y eso a Maldonado no le gustó", confió un vocero de la propia policía.
u A pesar de que en el choque no hubo ningún lesionado, la policía se hizo cargo de todas las actuaciones, algo que no ocurre en esta ciudad desde que el Sideat (Sistema Integrado de Denuncias de Accidentes de Tránsito) recepciona las denuncias por ese tipo de accidentes.
u Mientras el taxista era esposado y conducido a la 10ª por "razones de jurisdicción, espacio y comodidad", según el acta, e imputado de conducción peligrosa, Rossi se fue porque tenía que concurrir a "un compromiso impostergable".
u El accidente también quedó registrado en el libro de guardia del Escuadrón Rosario-Victoria de Gendarmería Nacional por haber intervenido en el hecho un hombre de la fuerza. Sin embargo allí no se dejó constancia de las identidades de los protagonistas del choque. El titular del destacamento, comandante Jorge Perrone, aseguró a La Capital que el gendarme "sólo preservó el lugar del accidente" y que "todas las actuaciones quedaron en manos de la policía". Tras esa intervención, ese gendarme fue cambiado de destino fuera de Rosario.
Así las cosas, desde aquel primer domingo de noviembre las máximas autoridades de la policía rosarina y de Gendarmería estuvieron al tanto de lo ocurrido. Puertas adentro de esas reparticiones el hecho fue un secreto a voces. Ahora esas autoridades, al igual que Rossi, deberán responder por qué se ocultó el episodio. enviar nota por e-mail | | |