| sábado, 19 de febrero de 2005 | | | Charlas en elCafé del Bajo -De manera tal, mi querido Candi, que nuestro gobierno nacional se ha ofendido porque el Departamento de Estado de Nortamérica les ha recomendado a sus ciudadanos, a los turistas que decidan visitar Argentina, que deben tener precaución, porque este es un país inseguro.
-¿Y acaso no es cierto? Si es un país absolutamente inseguro para nosotros... ¿Por qué no habría de serlo para los turistas? ¿No hay inseguridad?
-Evidentemente sí.
Fíjese nomás lo que aconteció con ese pobre hombre de 74 años de la ciudad de Campana. Entraron, le robaron, luego lo mataron y no conformes con esto los asaltantes le incendiaron la vivienda.
-Convengamos en que la mayor ola de inseguridad se vive en la Capital Federal.
-Pero en las grandes ciudades del país, como Rosario, la situación no es menos alarmante y, además, todos conocemos los robos y agresiones que se suceden en las ciudades y lugares turísticos. Lo que sucede es que en la Capital Federal hay otros aspectos que agravan la situación. Diría que además de delitos hay violencia social y esto también es inseguridad. Y si no pregúntele a ese pobre automovilista que iba con su esposa y sus pequeñas hijas y estos señores piqueteros le destrozaron el auto y lo agredieron. ¿Qué derecho tienen a semejante actitud? Lisa y llanamente son unos delincuentes encapuchados y armados que amparados en el derecho de protesta lo trascienden y lo convierten en "derecho" para violar la paz de los demás ciudadanos. ¿Esto no es inseguridad? Dejémonos de jorobar, de qué nos vamos a ofender si cuando en el exterior dicen que somos poco serios y que por acción u omisión se permite la impunidad no están diciendo sino la verdad.
-Le quiero recordar que muchos del exterior, en especial ciertas empresas, que se radican en la Argentina también son poco serias.
-Pero desde luego, si aquí se favorecen la irresponsabilidad y la impunidad, pero no le echemos primero la culpa al visitante, reprochemos al dueño de casa que permite el desmán. Aquí las empresas de telefonía, por ejemplo, facturan lo que se les antoja. ¿Quién las controla? ¿Y cómo se le llama a esta circunstancia nefasta? ¿No le cabe el nombre de inseguridad a la que se somete a los usuarios argentinos? ¿Acaso no vivimos temblando cada vez que recibimos una factura, incluso del propio Estado o de las propias empresas del Estado? Hagamos una encuesta entre los comerciantes e industriales pequeños de la ciudad de Rosario y preguntémosles quién se lleva una buena parte de sus utilidades y a veces hasta de sus pérdidas y responderán sin duda: ¡el Estado! ¿Esto no es vivir en la inseguridad? Cuando una familia o un comerciante están sometidos a presiones tributarias y costos de servicios aberrantes se la sume en la más tremenda de las inseguridades.
-Tiene mucha razón.
-Narcotráfico, robos, violaciones, asesinatos, estafas, protestas que exceden ese marco y que derivan en múltiples daños a ciudadanos, un tránsito caótico generador de accidentes y muertes y un Estado recaudador y hacedor de inseguridad jurídica que está muy, pero muy lejos de querer terminar con todo esto. Hay que ofenderse menos y rectificar más, me parece.
Candi II
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