| miércoles, 16 de febrero de 2005 | Aumenta peligrosamente el caos en la región El Cairo. - Una bomba mató al ex primer ministro libanés Rafik Hariri, una dolorosa pérdida para muchos que lo consideraban el símbolo de la reconstrucción del país después de la guerra civil (1975-1990). Los observadores libaneses que quieren ahorrar a sus compatriotas una vuelta al pasado en el que los asesinatos políticos, el terror de las milicias armadas y los secuestros eran el pan de cada día en Beirut, se esfuerzan por dirigir la mirada hacia adelante. El clima político en el país ya se encontraba en punto de ebullición antes del atentado.
La agria disputa que despierta ahora el temor de un nuevo conflicto interno se centra, simplificando las cosas, en quién es mejor patriota: los que desean recortar el poder de Siria en el Líbano o quienes ven la presencia de 15.000 soldados sirios en su territorio y los dictados políticos de Damasco como una garantía contra la influencia de Occidente.
La oposición libanesa, que perdió con Hariri a su principal figura, es la más interesada en asegurar que la búsqueda de los asesinos no sufra las consecuencias de prejuicios y triquiñuelas políticas. "No se puede confiar en las autoridades cuando se trata de una investigación como ésta", afirmó la oposición en un comunicado. Este temor es compartido por actores externos, como quedó demostrado con el pedido del presidente francés, Jacques Chirac, a favor de una investigación internacional.
Lista de sospechosos La lista de sospechosos en Beirut es larga. Círculos gubernamentales del Líbano y Siria dejaron entrever que consideran a Israel como el responsable directo. El argumento es que el Estado judío busca supuestamente la desestabilización del vecino país porque Beirut y Damasco se han negado hasta ahora a detener las actividades de la milicia proiraní Hezbolá y grupos extremistas palestinos en la frontera israelí.
Yibran Tueni, un líder de la oposición cristiana, no comparte esta teoría. "Cada vez que cometen un crimen culpan al servicio secreto israelí. Pero nosotros preguntamos: ¿Quién controla todas las áreas relevantes de la seguridad en este país? Los sirios y su régimen títere libanés", afirma. También Siria es sospechosa, porque Hariri se había pronunciado en los últimos meses con gran énfasis contra la influencia de Damasco en la política interna del Líbano.
Otros responsabilizan a EEUU, país al que acusan de querer atribuir el crimen a Siria y justificar así medidas más duras contra el régimen del presidente Bashar al Assad. También se cuenta a los grupos internos libaneses aún enfrentados entre los sospechosos.
El video transmitido por la cadena árabe de televisión Al Yazira -en el que los autores se adjudican el atentado y que apuntaba a la responsabilidad de terroristas islámicos- no logró que nadie abandonara sus teorías conspirativas. Les parece muy «tirado de los pelos» el motivo expuesto en la cinta: que Hariri era amigo de la familia real de Arabia Saudita.
Aun cuando no se sepa todavía quién estuvo detrás del atentado, casi nadie duda de que el asesinato de Hariri profundizará el caos de una región sacudida por el conflicto palestino-israelí, el terrorismo islámico, la crisis de Irak y las ambiciones nucleares iraníes. (DPA) enviar nota por e-mail | | |