| domingo, 23 de enero de 2005 | Los demócratas piensan en la agenda doméstica para enfrentar a Bush Atacar el plan de reforma del Seguro Social y captar a los republicanos de centro son las consignas que prevalecen Ken Guggenheim Washington. - Los demócratas no están en su mejor momento. Perdieron las elecciones presidenciales por amplio margen, y escaños en el Senado, entre ellos el de su líder, Tom Daschle, y en la Cámara de Representantes. De esa manera, un partido debilitado encara cuatro años más en la oposición, mientras el presidente George W. Bush trata de imponer su agenda conservadora a través de un Congreso controlado por los republicanos.
Las alternativas de los demócratas son sombrías. O aceptan trabajar con los republicanos en la esperanza de tener cierta influencia en su política, o se mantienen firmes y combaten a un presidente que acaba de obtener una clara victoria electoral. Escasos demócratas quisieron celebrar la juramentación del jueves. Aún así, no todo es lúgubre para el partido.
El principal tema en la agenda local de Bush es la privatización parcial del sistema del Seguro Social, creado por Franklin D. Roosevelt. Y eso ofrece una buena apertura a los demócratas antes de las elecciones legislativas del 2006. Muchos norteamericanos están preocupados por cambios en su jubilación que podría derivar en una reducción de sus beneficios o en un aumento de impuestos en sus salarios.
Fisuras republicanas Los demócratas podrían también aprovechar fisuras dentro del partido Republicano. Con los conservadores fortalecidos por los resultados electorales, los republicanos moderados podrían sentirse al margen. Y eso da al partido opositor una oportunidad de dividir y conquistar.
Esas divisiones resultaron evidentes cuando los conservadores estuvieron a punto de impedir a un republicano moderado, Arlen Specter, que presidiera el comité de Justicia del Senado luego que advirtió públicamente que los candidatos a jueces federales enemigos del aborto no podrían conseguir su nominación del Congreso.
Puesto que Bush no puede volver a lanzarse como candidato, su control del partido podría reducirse. Y la competencia entre precandidatos republicanos podría derivar en luchas intestinas.
Aunque los demócratas perdieron escaños, tienen bancas suficientes para bloquear nominaciones o proyectos de ley. Pero deben usar el poder con cuidado. Si el pueblo los considera como un factor de obstrucción, podría castigarlos en las elecciones.
También deben mostrarse cautelosos al criticar la forma en que Bush está manejando la guerra en Irak, pues muchos podrían acusarlos de no respaldar a los soldados que arriesgan su vida en la nación árabe. Pero ser demasiado cautelosos también trae sus peligros, como lo comprobó el candidato presidencial John Kerry. Una de las tácticas más eficaces de los republicanos durante la campaña fue demostrar que el senador por Massachusetts era indeciso y contradictorio en sus puntos de vista sobre la guerra.
No ser republicanos ligth Tal vez quien ha expresado con más vigor la idea de que los demócratas deben ser claros en sus convicciones y no tratar de ser "republicanos ligth" fue el senador Edward M. Kennedy.
En un discurso reciente, Kennedy dijo a una audiencia en Nueva York: "Tal vez seamos minoría en el Congreso, pero hablamos por la mayoría de los norteamericanos. Si tenemos el coraje y la decisión de defender claramente nuestros principios, estoy convencido de que las próximas batallas nos brindarán nuestras mayores victorias". (AP) enviar nota por e-mail | | Fotos | | |