| domingo, 16 de enero de 2005 | El desplazado jefe de la seccional 17ª dice que jamás dejó salir al violador Ariel Etcheverry / La Capital El desplazado jefe de la seccional 17ª, Miguel Reggiardo, negó terminantemente que haya permitido salir de la dependencia a su cargo a José Salías, un violador condenado a 12 años prisión que, pese a que debía estar confinado allí, fue señalado por una joven como la persona que intentó atacarla sexualmente el 1º de enero pasado. A la vez no descartó que haya existido un complot en su contra mientras estuvo ausente de la comisaría aquella noche: que alguien en la seccional haya propiciado la salida del recluso. En tanto, su abogado defensor planteó que aún no está comprobado que Salías haya sido el autor del ataque.
"Yo no digo que el delito -que dicho sea de paso no llegó a concretarse-, no haya existido. Pero la chica se pudo confundir de persona porque la descripción física que hace de su agresor no coincide con la de Salías. Lo más importante es determinar si este hombre fue o no autor de la agresión. Después se investigará si alguien lo dejó salir", manifestó a La Capital Horacio Corvacho, representante de Reggiardo en la causa judicial en la que se investiga al policía por supuesto incumplimiento de deberes de funcionario público.
Si la chica, como presume el abogado, se equivocó de persona al reconocer a Salías en la esquina de la 17ª, su confusión sería un episodio de casi inconcebible casualidad. Porque no señaló a cualquier hombre sino que acusó del ataque en su contra a un violador reincidente condenado a 12 años de prisión y al que sugestivamente advirtió en avenida Eva Perón y Donado, una de las esquinas más concurridas de Fisherton, a media cuadra de la comisaría.
Pero además la existencia del ataque no es menos escandalosa que el otro tema a esclarecer: cómo fue que un condenado por delitos sexuales había abandonado, ilegalmente, el sitio donde debía estar recluido Algo confirmado hasta por la dueña de un videoclub barrial que aseguró que el preso iba a su negocio a retirar películas.
En este caso intervienen dos jueces. Jorge Eldo Juárez, de Instrucción 4ª, investiga el presunto ataque a la chica, mientras que Héctor Nuñez Cartelle, correccional 9, entiende en las responsabilidades que pudieron tener los responsables de la comisaría en la custodia del condenado.
El comisario Reggiardo, máxima autoridad de la 17ª en ese momento, dijo que nunca autorizó a Salías a abandonar su lugar de alojamiento. El preso llegó a la seccional en marzo de 2004 por orden del juez de Ejecución Penal Efraín Lurá porque tanto en la cárcel de Coronda y como en la Unidad III (de Riccheri y Zeballos) había tenido problemas de convivencia con otros internos que lo colocaban en riesgo su integridad. Lurá dijo a La Capital que al estar completo el cupo de presos en la seccional de Arroyo Seco, donde se alojan los acusados por delitos sexuales, dispuso que Salías permaneciera en la seccional de Fisherton, en que había un altillo para mantenerlo aislado del resto de la población penal.
Salías estaba a punto de obtener salidas laborales transitorias. Había cumplido la mitad de la sentencia y tres pericias judiciales (una ambiental de la familia, otra de conducta y otra psicológica) lo colocaban en situación de acceder a ese beneficio. Así y todo, el juez Lurá no había autorizado al detenido a salir a la calle. Mientras tanto, dispuso que entrara en la denominada fase de confianza. Es decir podía moverse dentro de la dependencia, salir de su celda y realizar tareas de mantenimiento y limpieza. Entre esas actividades figuraba sacar los residuos a la calle, cosa que supuestamente hacía vigilado por personal policial.
¿Qué sucedió la madrugada del 1º de enero? Esa es la pregunta del millón. El defensor de Reggiardo planteó sus dudas. "El hecho denunciado por la chica sucedió en las primeras horas de la mañana. La víctima fue abordada en Colombres al 400. Dijo que un hombre con el torso desnudo, remera amarilla atada en la cabeza a modo de turbante y pantalón claro tipo Cargo la amenazó y que intentó abusar de ella. La joven, una chica menudita, alcanzó a pegarle un codazo a su agresor y escapó corriendo hasta su casa y así zafó. Allí le contó a su padre lo sucedido. Entonces, el hombre se subió a una bicicleta a perseguirlo, pero no lo encontró", reseñó Corvacho.
"El 6 ó 7 de enero, la chica viajaba con su padre en taxi hacia el centro de la ciudad y en la esquina de Donado y Eva Perón dijo: ese es el que me quiso violar. Allí supuestamente reconoció a su agresor. Primero hay que probar que Salías fue realmente el que intentó violar a la chica y después se verá quién lo dejó salir", remarcó el penalista. Según su visión, la descripción que la víctima hizo de su agresor no coincide con las de Salías.
"Ella habla de un hombre sucio, con olor a alcohol, con el torso desnudo. Esas características no coinciden con las de Salías. A quien nunca vieron desprolijo, siempre estaba aseado y afeitado. Además, cuando se le recibió la denuncia, inmediatamente se dispuso la revisión de sus cosas y las ropas mencionadas no aparecieron", reseñó el abogado, que de inmediato se preguntó: "¿Qué sucede si Salías no es la persona que atacó a esta chica? Toda esta situación pasa a ser un globo de aire que se desinfla solo".
El abogado expresó que es posible que Reggiardo haya sido víctima de una "cama" o complot en su ausencia. "Puede ser. Desconozco si hay problemas internos dentro de la 17ª, pero técnicamente puede ser. De hecho, aquella madrugada el comisario estaba en su casa, aunque había dejado expresas órdenes de que el personal se mantuviera alerta porque la situación con los detenidos estaba bastante tensa por las fiestas de Año Nuevo", completó. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |