| domingo, 16 de enero de 2005 | Gremios y empresas recuperan la gimnasia. En 2004 se cerraron 349 convenios El retorno de la negociación colectiva Más de 1,3 millón de trabajadores fueron alcanzados por los acuerdos homologados el año pasado Sandra Cicaré / La Capital En la Argentina, un trabajador necesita para alimentarse, mantener a su familia, educar a sus hijos, acceder a la vivienda, para la recreación, la asistencia médica y la previsión social, un salario mínimo de 1.580 pesos. Ese fue el monto que fijó a fin de año la comisión de Productividad del Consejo del Salario, con el consenso de dirigentes gremiales y empresarios. La cifra es, sin embargo, tres veces menos de lo que por ley está estipulado como sueldo mínimo y quizás una quimera para muchos argentinos.
¿Cuál es la razón de semejante desfasaje? Quizás haya muchas respuestas pero la más elemental es que la disputa por aumentos salariales es una reivindicación casi olvidada en un país donde por mucho tiempo sólo se peleó por mantener los puestos de trabajo como objetivo de máxima y evitar las negociaciones "a la baja" como planteos de mínima.
Pero en un país que crece a tasas del 8%, con una industria que se recompuso y donde la inflación no está descontrolada pero está viva, las cosas comienzan a transitar por otro camino. En este marco, el gobierno echó mano de los decretos para impulsar la recomposición y presionar a los empresarios para encarar, después de muchos años, negociaciones colectivas de trabajo.
Desde el sector privado, también comenzó a recuperarse la gimnasia de discusión. Un relevamiento del Ministerio de Trabajo de la Nación indica que en 2004 se homologaron 349 convenios colectivos, 76% de los cuales estipularon aumentos salariales en el segundo semestre del año e involucraron en total a 1,3 millón de asalariados.
Esta cifra duplica el promedio de los últimos diez años y "representa el nivel negocial más elevado desde comienzos de la década del 90", señala el último informe de la cartera laboral difundido el viernes.
En un contexto de expansión económica, los convenios por empresas primaron por sobre los de actividad, aunque éstos últimos tienen mayor impacto por el número de asalariados que abarcan y representan toda una novedad ya que prácticamente habían desaparecido en la década pasada.
Sobre el total de convenios y acuerdos homologados por Trabajo durante todo el año pasado, el 66% correspondieron al ámbito empresarial, mientras que el 34% restante al de actividad.
Sobre el total de negociaciones cerradas y homologados por la autoridad competente entre enero y septiembre, el 78% fueron acuerdos -es decir una modificación parcial sobre el convenio- y sólo un 22% convenios colectivos, es decir la modificación de un cuerpo completo de normas que regulan las relaciones laborales de un determinado sector o grupo de trabajadores.
"La ronda actual de negociación no estaría produciendo una renovación amplia o profunda de contenidos ya que al instrumentarse principalmente por acuerdos serían predominantes los cambios parciales de contenido", dice el informe del Ministerio de Trabajo.
A instancias del Sindicato de Aceiteros de Rosario, que lo incluyó e la negociación con la empresa Dreyfus, La comisión de Productividad del Consejo del Salario reconoció que el monto del salario mínimo vital y móvil es de 1.580 pesos. Aunque poco antes el plenario del Consejo había fijado el salario mínimo en 450 pesos, el nuevo nivel quedó consensuado como una meta a alcanzar.
"El monto del salario mínimo debe estimarse de acuerdo a la ley de contrato de trabajo, es decir lo necesario para alimentarse, vestirse, educar a los hijos, recreación y jubilación, es mucho más que la canasta básica", explicó Horacio Zamboni, abogado laboralista asesor del Sindicato de Aceiteros. Desde ese gremio, explicó, "fuimos conscientes de que no se puede llegar inmediatamente al monto de 1.580 pesos pero debía calcularse porque en algún momento hay que alcanzar esa cifra".
Cómo se negocia más salario Después de la derogación de la ley de reforma laboral -la de la famosa Banelco en tiempos de De la Rúa- las negociaciones se pueden dar en todos los niveles y no es necesario, como establecía la legislación previa, centralizar los acuerdos en las federaciones. Antes se podía negociar por empresa pero, en última instancia, se requería la firma del sindicato de mayor grado.
Hoy están facultadas para negociar colectivamente las asociaciones profesionales de empleadores, un empleador o un grupo de empleadores y una asociación sindical de trabajadores con personería gremial. Y el ámbito de la aplicación de los convenios colectivos puede ser nacional, regional o de otro ámbito territorial, intersectorial o marco, de actividad, de profesión, oficio o categoría y de empresa o grupo de empresas.
Hoy los sindicatos de base pueden negociar directamente con una empresa y si logran mejores condiciones que el gremio o la federación, prevalece la condición más favorable para el trabajador.
¿Es conveniente para el trabajador negociar por empresa o por actividad? La respuesta no es unívoca, pero en la Argentina de estos días sólo basta mirar con atención para reconocer los intereses de cada sector.
En la reunión que hace unas semanas mantuvieron la Unión Industrial Argentina (UIA) y la conducción de la CGT puede estar la respuesta. "Pensamos que hay un interés patronal de discutir con la CGT y no con los gremios de base, que es el lugar donde históricamente es más fácil romper con el control burocrático de las federaciones", explicó Zamboni.
En rigor, los mejores acuerdos por incremento salarial homologados en el último año se dieron a nivel de empresa, en industrias favorecidas por la situación económica. Un caso fue el de el sindicato de industrias químicas y petroquímicas de Bahía Blanca con la empresa Profértil.
Históricamente con la llegada de las automotrices a la Argentina, las negociaciones también eran a nivel de empresa. Así, los trabajadores tenían diferentes convenios según la empresa de la que se trate.
A fin del año pasado, el acuerdo logrado por el sector de subterráneos con Metrovías, fue uno de los más importantes del año por el nivel de reivindicaciones logradas.
Según el Ministerio de Trabajo, las negociaciones de empresa crecieron a razón de dos puntos porcentuales en cada trimestre respecto al anterior en el período enero-septiembre. "Ese desempeño tuvo su correlato en una reducción de la participación porcentual de las negociaciones de actividad en la misma medida".
De todos modos, el informe revela un repunte de la negociación colectiva de actividad, que adquiere relevancia por el número de trabajadores que comprende y, a raíz de eso, tienen un mayor impacto en las correcciones salariales. Un caso testigo es el acuerdo de los trabajadores telefónicos a fin del año pasado, un sector que logró un incremento salarial que benefició a los empleados de todo el país.
El ranking de acuerdos En 2004, los convenios y acuerdos homologados se concentraron en las siguientes ramas: industria manufacturera (44%); transporte, almacenamiento y comunicaciones (16%); electricidad, gas y agua (10%) y servicios sociales y comunales, las que en conjunto representaron el 79% del total.
Las ramas manufactureras con mayor cantidad de negociaciones fueron la industria del cuero (con 6 convenios y acuerdos pactados) y distintas actividades de la alimentación (fabricantes de alfajores, vitivinícolas, procesadores de productos de fauna silvestre y frigoríficos de Santa Fe). También destacan las negociaciones en la industria plástica, la madera y el neumático.
Desde el Ministerio de Trabajo señalan que por estos días se encuentran en proceso de discusión 156 negociaciones colectivas. Entre ellas se destacan las encaradas por actividad en: construcción, industria naval, de la carne, del cuero y papeleros.
El estudio de Trabajo destaca el tratamiento de nuevos temas en la reciente negociación colectiva, como esfuerzos compartidos de formación profesional, temas de género como la extensión de licencia por maternidad y el compromiso empresario de atender la prestación de guardería.
"Es importante destacar que en algunos convenios de actividad y en varios convenios colectivos de empresa se reiteraban cláusulas de disponibilidad colectiva que eran estimulados por la anterior ley 25.250", señala el informe, que agrega que "así subsistían sin fundamento productivo la innecesaria distribución anual de vacaciones, la extensión de la jornada laboral y una polivalencia que responde más a la idea de sobreexplotación que al enriquecimiento de las tareas". Según la cartera laboral, la nueva ley 25.877 y el control estatal "comenzaron a limitar la presencia de nuevas cláusulas convencionales que vulneren la legislación vigente".
enviar nota por e-mail | | |