La provincia y Lerithier trabajan para fabricar el remedio

Santa Fe producirá un caramelo para combatir la parasitosis

Sylvestre Begnis señaló que actualmente muchos chicos abandonan el tratamiento por el feo gusto del medicamento

¿Qué chico se resiste a comer una golosina? En principio ninguno. A partir de esta certeza popular el ministro de Salud de la provincia, Juan Héctor Sylvestre Begnis, está empeñado en fabricar un caramelo que contenga la droga mebendazol que combate la parasitosis intestinal. En rigor, la idea original partió desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recomendó buscar alternativas para este medicamento ya que por el feo gusto que tiene los niños no terminan los tratamientos. "Es absolutamente novedoso y nuestros técnicos están trabajando con la empresa de golosinas Lerithier para lograr alguna fórmula que pueda contener esta droga en formato de caramelo. Ya se está trabajando y creo que en 15 días tendremos las primeras pruebas", dijo ayer exultante en Rosario.

La parasitosis es una patología de la pobreza, que se produce por la falta de higiene y agua potable. Según datos de la OMS, la parasitosis integra cinco de las seis enfermedades de mayor influencia en la salud de la población. En Argentina los números de afectados son preocupantes (estiman que un 50 por ciento de la población infantil) y los especialistas coinciden en la necesidad de tomar medidas para reducir el número de damnificados.

El titular de la cartera sanitaria estuvo en el Hospital Centenario, donde puso en marcha un sistema de informatización para crear una base de datos de los pacientes y a la vez detectar y facturar a las obras sociales y ART cuyos afiliados se atienden en los hospitales públicos.

En ese marco anunció el proyecto de las golosinas terapéuticas. Si todo sale como está previsto este producto sería el primero en el país y se fabricaría en forma conjunta desde el laboratorio del Estado provincial y la firma de golosina que tiene su fábrica en la localidad de San Carlos.

El director de provincial de Bioquímica, Farmacia y Droguería, Fabián Floslasco, detalló a La Capital que ya están en estudio las primeras pruebas. Es que la provincia comenzó la campaña desparasitaria en la ciudad capital denominada "Chau lombriz" y los primeros problemas con que se encontraron fue justamente la dificultad para que los niños acepten completar el tratamiento.

Es que el jarabe que contiene la droga mebendazol está saborizado -como otros medicamentos pediátricos-, sin embargo no logran sacarle el gusto muy amargo que tiene. El problema no es menor ya que la parasitosis impide tratar a los chicos de las anemias y también la desnutrición y la mal nutrición infantil.

"Hemos llegado a extremos como forzar a los niños a abrir la boca y con una jeringa suministrar el remedio, es casi una tortura", confió Sylvestre Begnis, en medio de la campaña sanitaria que comprende en la ciudad capital y alrededores a 60 mil niños.

El funcionario sostuvo que el producto aún no tiene una forma definitiva ya que justamente se está trabajando en la fórmula ideal para que no se altere la droga base. "Puede ser un masticable, un caramelo duro o incluso una goma de mascar. En fin, estamos trabajando científicamente y también con los expertos de las fábricas de golosinas. Este es un buen emprendimiento entre la administración pública y la empresa privada", destacó.

Es que si el proyecto santafesino prospera podría expandirse a todo el país para acoplarse a la futura campaña de desparasitación nacional que llegará a más de cuatro millones de chicos. "Es por demás de importante, ya que si tenemos éxito con esta forma de producir medicina se puede aplicar a otros medicamentos", aseveró Sylvestre Begnis.

El laboratorio de fármacos de la provincia produce una serie de medicamentos que se destinan a los hospitales públicos. También desde hace un tiempo se firmó un acuerdo con el laboratorio municipal de Rosario para intercambiar remedios con el criterio de no superponer las producciones estatales.

Salud provincial y una fábrica de golosinas trabajan contrarreloj para lograr el caramelo.