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 domingo, 09 de enero de 2005  
No hay mejor defensa que un buen ataque

Mauricio Maronna / La Capital

Jorge Obeid inició el 2005 golpeándose el pecho y, envalentonado, apeló al libro que algunos directores técnicos de fútbol aplican para sus equipos: no hay mejor defensa que un buen ataque.

Tras la derogación de la ley de lemas, un instrumento que le permitió al PJ mantener el invicto durante 20 años en Santa Fe, el gobernador puso en la agenda de las sesiones extraordinarias la reforma constitucional. Jugando a todo o nada, y con buena parte del PJ azorado por la última movida, en octubre se librará el test clave para el hombre que ya lucubró hasta su epitafio.

"Algo aprendí: ni (Hermes) Binner ni (Miguel) Lifschitz me corren más la raya. Si los rosarinos se quedan sin autonomía será porque los socialistas se niegan a reformar la Constitución", se le escuchó decir a Obeid tras enviar el proyecto y hacerle emprender el regreso desde Brasil a Roberto Rosúa. El ministro de Gobierno deberá trocar en pocas horas el paraíso estival carioca por el pringoso verano rosarino y ver las caras de los dirigentes del PS, ARI y PDP, entre otros partidos con representación parlamentaria.

El inicio del segundo año de gobierno muestra la mejor faceta del gobernador.

Así como desde esta columna se lo fustigó por errores groseros en la designación de algunos ministros (recordar el caso de Alberto Gianneschi) o de no aprovechar políticamente la explosión sojera en buena parte de la geografía santafesina, hoy debe reconocérsele haber impuesto la agenda y hacer realidad lo que muchos creían imposible: "la gallina de los huevos de oro", como definían los socialistas a la ley de lemas, pasó a mejor vida. El gran desafío de Obeid será que las internas abiertas, obligatorias y simultáneas también incuben resultados dorados.

Más allá del círculo obeidista, en el justicialismo balconean los últimos movimientos, que parece haberle sacado el complejo de culpa a Obeid por la escasa cosecha de votos propios en las últimas elecciones.

Con su jefe político en el exterior, los reutemistas lucieron descolocados en las últimas horas. "El Turco se juega a todo o nada, pero la jugada es riesgosa: ¿qué pasa si perdemos las elecciones a diputado y a concejal en las grandes ciudades? ¿Y si resulta que la Convención Constituyente queda bajo el dominio de la oposición? Creo que antes de toda esta movida debería haber tenido que estar día y noche con todos los sectores del partido", apuntó un fiel escudero del ex gobernador.

La sensación que sobrevuela en el firmamento oficialista es que después de tanto machacar con la necesidad de la autonomía para Rosario, la oposición no podrá negarse a estampar su firma en esta especie de núcleo de coincidencias básicas que contempla, además, cuestiones que se conversan desde hace no menos de siete años: la extensión del mandato de los presidentes de comuna de dos a cuatro años, el rango constitucional para el Consejo de la Magistratura y la Defensoría del Pueblo, la reelección del gobernador y la creación de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas, entre otras cuestiones.

Aunque se cuide de decirlo en público, Obeid se muestra intransigente: "Si no hay acuerdo con la oposición en estos temas la reforma no sale". La raya que marca para que no le muevan el arco durante las eventuales sesiones de la Constituyente (y esto es una somera hipótesis que brota desde esta columna) podría señalar la primera gran diferencia con el intendente rosarino, a quien, hasta ahora, el Ejecutivo se encargó de valorizar para, como contrapartida, esmerilar a Binner, dueño de 600 mil votos y, al fin, el candidato más votado para llegar a la Casa Gris.

Lifschitz ha sido muy concreto en su pedido de terminar con la bicameralidad y cualquier declinación en este aspecto lo hará aparecer como derrotado ante la estrategia de Obeid. "Ni sueñen con la unicameralidad, yo defiendo el actual sistema. Y que tampoco se hagan ilusiones con modificar el esquema actual para la integración de las Cámaras de Diputados y Senadores: el partido que gana seguirá llevándose la mayoría", le dijo el santafesino a uno de sus interlocutores.

¿Declinará el socialismo su pretensión de establecer una Cámara única? ¿Los radicales están de acuerdo con derribar la bicameralidad? Estas son algunas de las cuestiones que Rosúa deberá trajinar con los partidos de la oposición.

Una fuente del riñón obeidista admitió a La Capital que lo único que falta para ponerle el moño a la cuestión es buscar una renovación de caras y cuadros al PJ. Por estas horas han comenzado a mencionar la posibilidad de sondear a "constitucionalistas, empresarios, personalidades influyentes entre el electorado independiente y dirigentes de asociaciones intermedias para que acepten integrar las listas, fundamentalmente en Rosario. Si se logra eso, y poniendo a Kirchner como el gran elector, en octubre festejamos", se entusiasma un obeidista paladar negro. Se olvida de que nunca hay que descorchar champán antes de que el árbitro pite el final del partido.

Los socialistas, el ARI y algunos radicales le reclamarán a Rosúa la unicameralidad y el desmantelamiento de mayorías automáticas en la Legislatura como condición para votar la reforma.

Aun sin conocer una frase cuyo copyright pertenece a Charly García, el veterano funcionario todoterreno de la actual administración provincial dirá: "Muchachos, lo que ven es lo que hay".
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