| domingo, 09 de enero de 2005 | Ananá, frescura para el verano El principal componente nutritivo del ananá, al igual que la mayoría de las frutas, es el agua (85 por ciento) lo que lo convierte en un alimento muy bajo en calorías. También es rico en vitaminas, principalmente C, A y B1 y en ácido fólico pero en porcentajes inferiores al de la vitamina C. Con respecto al contenido en minerales, se destaca por su riqueza en potasio, magnesio y hierro.
Posee una enzima, la bromelina, que se halla en el fruto lo que facilita la digestión: tiene la virtud de fragmentar las proteínas y convertirlas en aminoácidos favoreciendo el proceso digestivo. Su inclusión en la dieta es especialmente beneficiosa porque estimula la producción de jugos gástricos. Las personas con dificultades estomacales pueden encontrar en el ananá un aliado si se come fresco (el calor anula la acción de la bromelina).
Tiene propiedades antiinflamatorias y diuréticas, por lo que puede consumirse como complemento para evitar la retención de líquidos. No obstante, el consumo está contraindicado en personas que sufren de úlcera y de gastritis debido a su contenido en ácidos, y por su capacidad para aumentar la producción de jugos gástricos.
Compra y conservación Su punto óptimo se reconoce por tres elementos fundamentales: el color (cuando está maduro tiene el ramillete verde) el aroma (la base es muy aromática) y la consistencia (la pulpa cede ligeramente al ejercer una suave presión con los dedos). No debe guardarse en la heladera porque su sabor se deteriora a temperaturas inferiores a 7 grados (para conservarlo una vez abierto conviene envolver en papel transparente). Resulta delicioso para preparar menúes frescos en verano, acompañar fiambres, ensaladas o en la elaboración de platos agridulces. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |