| domingo, 09 de enero de 2005 | Pareja: Dependencia afectiva La dependencia emocional en el seno de la pareja ha pasado desapercibida durante mucho tiempo porque encajaba a la perfección con una visión idealizada del amor. La cultura ha propagado la idea de que toda persona necesita su complemento ideal (su media naranja) y que nadie es gran cosa sin que otro lo complete.
Casi todo lo que se decía acerca del amor estaba referido a la necesidad emocional. Los seres humanos quieren amar y ser amados pero a veces la frontera entre el paraíso y el infierno es más lábil de lo que parece. Una persona dependiente emocionalmente puede tener pautas de interacción similares con un amigo, un familiar o con su pareja aunque la intensidad de los sentimientos y pensamientos será diferente (y también de su sufrimiento).
Sentimientos contrariados Son diversas las características de las relaciones, especialmente de pareja, que suelen establecer las personas con dependencia emocional. Algunas de ellas son:
* Necesidad excesiva de aprobación: esta preocupación se manifiesta tratando de mantener una buena apariencia, complaciendo al otro a toda costa y con demandas más o menos claras de atención y afecto. A veces esta necesidad se traduce en pensamientos obsesivos sobre la aceptación por una persona determinada o grupo.
* Atención exclusiva: se llama constantemente a la pareja al trabajo, se le pide una atención exagerada o que renuncie a su vida privada para estar más tiempo juntos.
* Sensación de vacío: en este tipo de relación no se consigue llenar el vacío emocional aunque sí atenuarlo, y los únicos momentos de felicidad aparecen en el inicio, ya que después las expectativas se desmoronan. La pareja suele ser insatisfactoria al no estar basada en el intercambio de afecto (que sí aumenta la autoestima). Aún así, el dependiente emocional está tan poco habituado a quererse o a recibir afecto que esa situación le parece mejor que nada, por lo que depende demasiado de la pareja (especialmente porque acaba sintiéndose culpable de que la relación no funcione).
* Idealización: cuando la necesidad de tener pareja es desmedida, se tiende a imaginar más que a ver, y se suelen depositar expectativas irreales en la relación.
* Relaciones de sumisión: la baja autoestima lleva a elegir parejas fuertes, a menudo explotadoras, controladoras y narcisistas. Soportar desprecios y humillaciones puede ser una puerta de entrada hacia el maltrato psíquico y físico.
* Baja autoestima: la imagen negativa de sí mismos es una característica de los dependientes emocionales, aunque pocas veces se corresponde con la realidad. Se desvaloran e ignoran sus cualidades.
* La ruptura como drama: el fin es vivido como un trauma, pero la necesidad de pareja impulsa al dependiente a buscar rápidamente otra relación porque no soporta estar solo. Si la pareja del dependiente es controlador o manipulador puede darse que le interese someter al otro, y al lograrlo pierda interés.
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