| domingo, 09 de enero de 2005 | cartas En defensa de un sexy bar Me pregunto qué nos pasa a los rosarinos. ¿Estaremos mojigatos? El cierre sospechoso del sexy bar La Rosa nos hace volver a la época de las cavernas o más contemporaneamente a la nefasta década del 70. En esa época se castigaba, se reprimía, se desaparecía y se mataba sólo por tener diferentes pensamientos y gustos; si uno no coincidía con lo que decía la sociedad o el rufián de turno, ¡chau!, al río para morir ahogado y drogado. Tanto nos costó la bendita democracia como para basurearla de esta forma, como para pisotearla, como para que politiqueritos de turno venga a dar clases de moral y buenas costumbres cuando ellos son uno más de los tantos clientes que cruzan las puertas de este local. Dónde quedó la memoria de antaño, cuando nuestros padres iban a cabarets a ver a Rita "La salvaje" y todos gozaban de ese espectáculo. Hoy desde mi lugar de lector y ciudadano reivindico El sexy bar La Rosa desde el punto de vista de la libertad; es decir, libertad para entrar y disfrutar, no para entrar y asombrarse de lo que se ve ahí adentro, ya que uno sabe dónde entra y lo que hace. Reivindico la libertad de opinión y que nadie nos ponga la faja de clausura a nuestros gustos, a nuestras decisiones, a nuestras mentes, a nuestra elección de diversión como nos plazca y mejor nos sienta. Por eso, vecinos, despertemos de nuestro letargo de creernos jueces cuando no somos más que simples delincuentes del placer.
Vittorio Rucci
enviar nota por e-mail | | |