| miércoles, 05 de enero de 2005 | Al trote El efecto beneficioso del movimiento del caballo se conoce desde la antigüedad. Los griegos aconsejaban practicar equitación con el fin de mejorar el estado anímico de quienes padecían enfermedades incurables. Incluso el propio Hipócrates ya hablaba del saludable trote de los caballos. Más tarde en el siglo XVII, la medicina la utilizó como método para combatir la gota, enfermedad que por entonces causaba estragos. En 1875 el neurólogo francés Chassiagnac descubrió que un caballo en movimiento mejora el equilibrio, el movimiento articular y el control muscular. El especialista también vislumbró que mejora el estado de ánimo y es beneficioso para los parapléjicos y aquellos con trastornos neurológicos. El mayor desarrollo de esta terapia se dio a partir de las décadas del 50 y 60 en Europa, principalmente en Alemania. enviar nota por e-mail | | |